is there room for a former loser?

morí un día de la madre
me revolqué en tierra roja
vomitando gris con azul

el mago fuxia me venció en batalla
sólo con un espejo
y un conjuro grito en pecho

desperté una semana, mes después
recién comprendí la rima
del mantra que me regaló
pero ya no está en la torre
he’s already moved on

wish me good luck
I’m defying gravity
with new black bat wings
although his red eyes
won’t shine for me
no more

 

sombras luminosas

sombra luminosa #2


poseíste varios rostros, pero siempre el mismo perfil. Serio y ajeno, que me miraba de lejos tratando de identificar mis intenciones. Una vez me sonreíste con ojos achinados, y ambos recurrimos a la misma fantasía y hora pactada. Hasta que me dijiste su nombre, y finalmente, el tuyo también.

Sombras Luminosas

soy animal de malas costumbres, y una de ellas es aullarle a las sombras luminosas, me ha pasado demasiadas veces…


sombra luminosa #1

ja! de sólo recordarte se me ilumina el rostro, como esa primera vez que me comparé en mi pequeña miseria. Tus palabras suaves, bien dibujadas, que buscaban cohesión se mezclaron con mis resultados erróneos. Éramos/somos dos niños azules de corazón agujereado, y lo seguimos siendo a los treinta años. Pronto uno más uno será tres… y por fin serás uno con ellos.

quisiste acompañarme, no dejarme solo, aunque yo iba al sur y tú al norte
quisiste quedarte, pero alguien más te esperaba en el pasadizo
sólo quedan fotos con sombreros que ya no usamos
sólo, solo, yo solo
al fin solo, uno, yo también.
 
 

[031] - Agosto

Jano volvió a su realidad, sólo se dio un baño y se acostó a dormitar por un par de horas antes de ir a trabajar esa noche, nuevamente de madrugada. Todo sería igual, no habría ninguna variación; sólo que esta vez, en sus sueños ella tendía a aparecer e inexplicablemente la niña que mendigaba en el bus.

Pasaron algunos días después y se la cruzó en la tienda, lo cual volvió a acelerar su respiración. Pensó que tenía una nueva oportunidad, pero luego de secarse el sudor de las manos con el pantalón, se dio cuenta que no le había preguntado su nombre.
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[030] - Agosto

No hablaron en el camino a casa, incluso cuando bajaron del bus y Jano se había dado cuenta que le había dado a la niña todo el dinero que tenía en el bolsillo; guardó silencio avergonzado mientras su acompañante pagaba el taxi una vez cerca a casa. Él quiso decirle muchas cosas, preguntarle miles de cosas. Los ojos de ella estaban inquietos, como buscando algo que decirle o preguntarle mientras el tiempo juntos se acababa. Tal vez si quería un café ya que debía tener frío, o tal vez comer algo más tarde o en la semana, pero ninguno de los dos se atrevió a decir nada.

- Continúa –
 
 

[029] - Agosto

Por un segundo no pudo respirar por la aceleración de sus latidos y miró de reojo a su compañera, la cual estaba buscando su monedero en su tremendo bolso multiusos, y no pudo soportar ese sentimiento de culpa y buscó lo que tenía en el bolsillo y lo dejó caer en la mano de la niña sin siquiera mirar. Normalmente no acostumbraba dar dinero a los mendigos que abundan en la ciudad, mucho menos a niños que son obviamente manipulados por gente mayor, pero esta vez la niña había sido muy inteligente para romper la moral de la gente indiferente; había apelado a “la culpa” y el miedo a un castigo o una recompensa divina a la que aspira una población criada en bases cristianas. La niña se bajó del bus con más de cuarenta soles, incluyendo ocho soles de Jano.

- Continúa –
 

[028] - Agosto

Jano no era de las personas que iba a misa, ya que en su edad adulta por fin se había revelado contra las presiones de terceros respecto al tema de la religión. De niño, subconsciente había sido atacado brutalmente por las ideas religiosas de su madre y los profesores del colegio de curas donde lo programaron a ir a misa tres veces a la semana, rezar el ángelus al medio día, rezar completo el rosario todas las noches sino la virgen no te abrirá la ventanita en el cielo y finalmente, no serás recompensado por diosito.

- Continúa –

[027] - Agosto

Esto le parecía terriblemente molesto y volteó a mirar por la ventana, tratando de ignorarlos. Pero las palabras en la canción de la niña empezaban a golpear su cerebro ya que no reconocía la letra e inconcientemente trató de prestar atención a lo que la niña cantaba. “Diosito te va a castigar, si no ayudas a tu prójimo, Diosito te va a castigar” y repetía la misma frase más de cincuenta veces, mientras el niño más pequeño saltaba y bailaba aplaudiendo.

- Continúa –
 

[026] - Agosto

El camino a casa fue silencioso, la gente en el bus hablaba en voz baja, con voz cansada y felizmente todos estaban sentados. Sus prendas estaban un poco húmedas aún. Ella le prestó un pareo para sentarse, y él se sorprendió lo organizada y precavida que ella podía ser. Tenía un bolso en el que cargaba todo lo que podía necesitar y cubrir cualquier tipo de emergencia. Luego de eso, se acurrucó en el asiento y pretendía dormitar en el camino. Esta vez soñó algo relacionado a aviones, pero fue interrumpido por la canción desentonada de unos niños que subieron a mendigar dinero.

- Continúa –
 
 

[025] - Agosto

Entonces sintió que todo se congelaba y despertó en el momento que una ola se abalanzaba encima de ellos. Ambos se habían quedado dormidos, ella con la mano en la frente de Jano, él en posición fetal. Era ya tarde, todo era azul, y la cabañita estaba alumbrada con un televisor en bajo volumen. Ambos se miraron empapados y regresaron tiritando en el primer bus que vieron.

- Continúa –

 

[024] - Agosto

Él despertaba cada cierto tiempo, y cada momento que se daba cuenta que había sucumbido ante el cansancio maldecía en voz baja. Sus sueños se habían multiplicado por cada simple parpadeo. Esta vez era una paloma gris, que volaba por encima de todo. Reconocía las calles e iba en dirección conocida, sabía el camino, pero era un ángulo diferente. Aleteaba fuerte, como si tuviera prisa y se dio cuenta que volar no era fácil, le quitaba el aliento, se cansaba fácilmente pero podía sostenerse en el viento por unos momentos con las alas extendidas. Le molestaba el sol en los ojos por atreverse a mirarlo directamente, lo cual le dejó una huella de luz que no le permitía ver fácilmente. Llegó a una esquina, y en un tejado se detuvo, maldiciendo que no podía sobarse los ojos.

- Continúa –
 

[023] - Agosto


Esta vez primero lo vio acercarse a la orilla muy torpe y con zapatos de vestir. Su piel era muy blanca, lo que indicaba que tampoco acostumbraba ir a la playa, a lo que ella miró su brazo y pecho y se dio cuenta que posiblemente ambos estaban demasiado crudos. Él estaba tumbado en una toalla un tanto descolorida, y después de mirar un par de veces de reojo se quedó dormido. Fue cuando ella decidió acercar sus cosas y sentarse cerca a este chico, también para cuando despertase ofrecerle un poco de bloqueador solar ya que cogería una fuerte insolación. Tendría unos veintiocho años y tenía un cabello un poco largo y ondulado, desordenado y debiera ser un poco rebelde para peinar.

- Continúa –

[022] - Agosto

Luego una sonrisa iluminó su rostro ideando una travesura. Armándose de valor, porque nunca lo había hecho sola, cogió sus cosas y salió de casa sin avisar, éste día era de cosas nuevas. Era interesante bajar a un lugar tan silencioso y tan tranquilo, el tiempo que había estado de vacaciones, había experimentado un vecindario tranquilo y muy callado. No le gustaba la luz de las doce del día que caía sobre su sala, esas que van acompañadas de una radio con música del recuerdo, que por más extraño que le pareciera sabían a sopa. Nunca se hubiera atrevido a hablarle a alguien que no conociera, menos en la playa un martes por la mañana con tan poca gente alrededor, pero a este chico de pelo negro lo había visto siempre, llegando con cara de zombie a las siete y media de la mañana, varias veces pasó por su lado pero él parecía dormido, absorto, no en esta realidad.

- Continúa –

[021] - Agosto


Ella había dejado su libro en francés en la toalla de color lila. Estaba tratando de terminar de leerlo pero las palabras eran muy confusas y cada vez más complicadas. Por más que le gustara el idioma se le hacía muy difícil aprenderlo y tartamudeaba mucho al tratar de hablarlo, y terminaba haciendo muecas al intentar una pronunciación correcta. Era una persona muy nerviosa, frágil e impulsiva desde siempre y los años habían pasado tan rápido que tal vez su manera de pensar era la misma de una niña. Esta mañana se había puesto unos lentes oscuros inmensos, que cubrían sus cejas y escondían un par de pecas concentradas en el medio de sus pómulos. Estaba de vacaciones pero no disponía de mucho dinero para viajar como hubiera querido y parecía que a todos se los había comido la tierra, todos trabajando o estudiando. Estando en su cama temprano, tratando de leer su libro en francés pensó que sería mucho mejor hacerlo en la playa, lo cual pensó que era disparatado.

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[020] - Agosto

Era la chica de los cabellos largos que rozaban con su pecho pálido. Y siguió hablando mientras que Jano se sentaba y trataba que unirse a esta realidad mirando a todos lados. Ella le decía que por más delicioso que fuera dormir en la playa debería tener cuidado ya que la gente no es tan bien intencionada. Ella se había percatado que el vecino de la toalla del costado se había quedado dormido, y lo vio tan pálido e indefenso que decidió acercar la suya para velar su sueño. Él le preguntó cuanto tiempo había pasado y ella le respondió que a lo sumo una hora y media.

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[019] - Agosto

Estuvo un tanto pendiente de su vecina pero los párpados se hacían pesados. No podía mantenerlos abiertos y no recordaría exactamente en que momento se quedó dormido. Soñó que se sumergía en el mar y el silencio se apoderaba de él, ese silencio que no sabía que tanto le disgustaba. El sol se incrustaba en su garganta sin poder respirar y cuando ya no podía más despertó. Una sombra sobre él aún no enfocaba la imagen y una voz suave le dijo que no debería quedarse dormido en la playa.

- Continúa –

[018] - Agosto


Tendió la toalla en la arena, sintiendo que nunca antes lo había hecho. La extendió lo mejor que pudo ya que el viento no lo dejaba hacerlo bien. Una vez listo para sentarse en ella, se percató que tenía un dibujo muy infantil estampado en la felpa. Sólo sonrió y trató de cubrirla con la ropa que se iba sacando. Se quedó descalzo con sus jeans doblados y su espalda pálida que daba la idea que estaba enfermo o algo.

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[017] - Agosto

Ella, luego de ofrecerle un segundo café, ya más relajada, le ofreció una toalla la cual le aseguró estaba recién lavada y muy limpia, para que vaya a echarse al sol. Él, primero dudó, pero considerando que había sido un día fuera de lo normal, aceptó sonriente tomó la toalla agradeciéndole a la mujer que lo hacía con esa amabilidad que encuentras pocas veces. Le encargó a la mujer que le guardara algunas cosas, y caminando en la arena con sus zapatos de vestir, se acercó a la orilla hundiéndose en cada paso, a lo que regresó y se los encargó también a la mujer. Nuevamente intentó adentrarse en la playa, y muy estratégicamente sentarse relativamente cerca a la silente lectora.

- Continúa –

[016] - Agosto

El olor del mar y el sonido de las olas eran como estar en uno de sus sueños y esbozaban una sonrisa culposa en su rostro, le gustaba respirar hondo en este lugar. La señora que lo atendió le dijo que era evidente que no se tendía en el sol hacía mucho, por lo pálido de su piel, incluso le preguntó con algunos reparos si estaba enfermo, cáncer o alguna terminal. Él sonrió cerrando los ojos y le dijo sin abrirlos, no, nada de eso. A lo que ella suspiró aliviada persignándose cogiendo el crucifijo que le colgaba del pecho.

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[015] - Agosto


Finalmente llegaron a la playa a un par de cientos de kilómetros de donde él se suponía que debía estar. Él bajó casi al mismo tiempo que la chica de los cabellos largos y se adelantó para observarla desde algún punto ciego. Vio que tendió una toalla pequeña en la arena y se sentó en ella, descargando algunas cosas de su bolso. Luego se untó un par de cremas en la piel y se tumbó a disfrutar de su libro. Él se sentó en un restaurante que tenía sillas casi en la arena y se lamentó de nunca haber comprado unos lentes oscuros, el sol ciertamente lastimaba sus ojos y estaba tratando de olvidar que el dolor de la nuca le perforaba el cráneo. Pidió un café el muy desubicado y le sirvieron uno extremadamente dulce, lo cual no le importó.

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[014] - Agosto

Con un fuerte suspiro, asumió lo que estaba haciendo y trató de disfrutar el camino, pero el dolor en la base de la nuca empezó a presentarse. Sacó de su mochila una botella de agua que le había sobrado de la noche anterior y bebió de ella junto con una pastilla para migraña que cargaba. El dolor de la nuca no era ninguna migraña, sino el cuerpo que acostumbrado a su inusual rutina, le pedía sus pocas horas de sueño y reparo, pero él esta vez no le iba a hacer caso.

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[013] - Agosto

El camino tenía un sol de los de la música antigua de la casa, la luz caía sobre sus ojos con un atuendo naranja cuando tenía los ojos cerrados. Entonces como si todo hubiese sido un sueño despertó y se dio cuenta en donde estaba, que la chica de los cabellos largos seguía atenta a su libro sin percatarse de su entrometida presencia. Él nunca pensó que podría llegar a hacer algo así. Recordó el tramo que habían hecho como si hubiera sido parte del sueño, y fue cuando recordó los pequeños momentos que miraba la luz que golpeaba las cortinas de su habitación, comprendió que el impulso de seguirla y estar ahí fue el mismo deseo de salir y que el sol oscureciera un poco su piel y que tomara un tono más saludable, así como su vida.

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[012] - Agosto

Esta vez la vio parada en esquina, estaba sola y con ropa ligera y un bolso colorido, era obvio que llevaba un bañador debajo y que se dirigía a la playa, ojeando un libro y tomó un bus hacia el puente que llevaba a la carretera al sur. Aún dentro de su sueño, sólo actuó, se subió al mismo bus y pretendió no mirarla. Sólo la miraba de reojo, mientras ella leía atenta un libro que parecía estar en francés por el título. Llegaron al puente y bajo casi al mismo tiempo, dándole tiempo para que avance y no fuera tan obvio que la estaba siguiendo. La música seguía, era una canción electrónica un tanto pausada, con vacíos que permitían un transe medio dormido. Ella subió en otro bus que la conduciría a la playa, y al parecer a él también.

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[011] - Agosto


Uno de de esos días de los que parecían repetirse a diario, tomó la movilidad de todos los días y repitió su rutina, casi de memoria el mismo camino y cerró los ojos casi vencido por la hora. El sueño empezó pero esta vez era como una continuación de todo, reconoció las calles por las que iba y sabía que estaba llegando a casa. Sabía también que la vería de nuevo, una chica de cabellos largos y negros, ojos verdes que brillaban desde lejos, caminando apresurada por esta calle que ambos compartían pero nunca se habían cruzado, tal vez cuando eran niños.
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[010] - Agosto

Él se había dado cuenta que si no hacía algo se volvería loco, apestando en su cama sin tender y con platos debajo de la cama con hormigas caminando en fila india. Así que trataba de ocuparse a la hora en que se levantaba, un poco antes tal vez, sólo un poco. Sus horas de sueño eran indispensables para estar cuerdo, ya que si lo despertaban por algún asunto sin importancia, a su parecer, podía causarle un gran disgusto, lo cual le malograría todo el día. Esa noche sólo tuvo tres llamadas en el trabajo, lo cual le dejaba demasiado tiempo libre, el cual lo empleaba en tratar de leer algo o mirar fotografías de lugares distantes en la Internet. Muchas de estas fotos e historias que leía influían en sus sueños, los cuales ya casi nunca recordaba.

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[009] - Agosto


En su casa no había mucho que hacer, y casi nadie con quien conversar. Su madre era una mujer de baja estatura que hablaba rápido y corría de un lado a otro. Jano a veces trataba de sentarse a verla moverse de una habitación a la otra pero era difícil seguirle el paso, sólo ponía el radio en canciones antiguas, de esas sabor a sopa que sólo se escuchan en las casas cuando todos están trabajando o en estudiando, esas que tienen impregnadas el sol de medio día y el tiempo se detiene un poco, sólo un poco.

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[008] - Agosto


En un subconsciente que él no se recordaba, habían momentos en que despertaba temprano, como a las ocho de la mañana y miraba el resplandor que golpeaba las cortinas de su cuarto. Aún con la continuidad del sueño que estaba viviendo, pensaba miles de cosas que no se atrevía a afirmar despierto. Todo era silencio, así que lentamente volvía a dormirse sepultando esos pensamientos en su mente. Para cuando hubiese despertado ya lo habría olvidado.
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[007] - Agosto


Todos habían salido ya de la casa, su hermano y su padre trabajaban así que pocas veces los veía, y cuando tenía un día de descanso, paradójicamente se la pasaba durmiendo, no quería ver a nadie, no se le antojaba ver el sol, sólo a veces que por algún ruido lo despertaba temprano veía por la ventana el resplandor del sol que de seguro lastimaría sus ojos, que incluso rebotaría en su piel extremadamente pálida por la falta de sol. Su piel tal vez pedía sol, pero él no, vivía tranquilo en su realidad apartada, silenciosa y muy poco iluminada.

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[006] - Agosto

Salió de la ducha secándose el cabello, sobando la toalla un tanto fuerte, como tratando de despertar de una vez, había estado tratando de recordar el sueño que tuvo media hora antes, pero su memoria iba distrayéndose más con la realidad, la que en este momento le tocaba vivir, y cada momento iba recordando menos, ahora sólo tenía la imagen de un parque y gente gritando, pero apenas una mano sujetando la suya, nada más.

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[005] - Agosto


Era domingo… no… era lunes ya… la percepción del tiempo era algo confusa a veces, pero Jano ya estaba acostumbrado, se levantaba alrededor de las dos de la tarde y corría un día reducido. Era algo que lo molestaba pero aún no se había dado cuenta. El día tenía cuatro horas de sol y unas cuatro de noche; la madrugada del trabajo no la consideraba parte del día, porque rara vez interactuaba con otras personas, y si lo hacía, no era una hora apropiada para entablar una conversación, ni siquiera una relación de amistad o… algo más.


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[004] - Agosto


Fue una de las veces que despertó, tal vez fue el sol que caía en su rostro con impunidad absoluta al medio día. Luego de repasar el sueño que acababa de tener, intentando memorizarlo, ya que era consciente que después de un par de horas olvidaría cada detalle, luego volvió a dormirse rascándose la nalga. Horas más tarde despertó sentándose en la cama, mirando alrededor, como tratando de reconocer su realidad, que no era uno de esos sueños y vio que eran las cuatro de la tarde. Usualmente se levantaba a esa hora y era todo lo que necesitaba. Cogía una toalla y se metía a la ducha, dejando la música a todo volumen. Su día empezaba.

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[003] - Agosto

Esta vez sueña que llega a una ciudad lejana, hay una mujer que lo recoge del aeropuerto. No hace mucho frío, pero carga su maleta con inusual cuidado. Suben a un taxi y con un conductor anónimo, no tiene interés en él sino en los edificios que ve por la ventana mientras el vehículo avanza. La mujer sujeta su mano, sus manos sudan y no sabe por qué. Se siente nervioso, su mano libre siente que falta algo, el ipod no está, no hay música directamente en su oído, ya está acostumbrado a la presión del audífono, y la abstracción que siente mientras la música se vuelve estridente formando una burbuja a su alrededor. Ahora no había nada de eso, estaba con frío, expuesto a la mano sudorosa de la mujer sin rostro, y avanzando por una ciudad desconocida. De pronto escucha una explosión, el taxi frena de improviso y el conductor sale corriendo despavorido, voltea a ver lo que pasaba bajándose del auto aún con la mujer sujetando su mano. Ve a lo lejos explosiones y gente corriendo asustada, gritando en un idioma que no entendía. Se esconden en un parque, siguen las explosiones y la mujer llora. Él no sabe que hacer y cierra los ojos, hasta que una explosión se escucha cerca, casi en su oído y despierta. Era sólo un sueño, casi lo había sabido todo el tiempo.

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[002] - Agosto

Llega a casa finalmente, paga con sencillo al taxista y baja del auto con un dolor en la base de la nuca. Está fastidiado, tal vez es finalmente la hora que le anuncia que sus baterías andan bajas y que necesita descansar, pero no tiene sueño pero si ganas de soñar. Nadie lo recibe porque es temprano, saben que llega a esa hora y que entrará en la cocina para recorrer sin sentido el espacio, para encontrar algo que llame su atención, sino no comerá nada y se irá a su habitación, que lo espera con ese brillo de la mañana entrando por su ventana, encima de su cama tendida, ordenada, hasta incluso esterilizada. La escena es repetitiva, pero digna de una foto, de colgarla en la pared, está somnoliento, hasta zombie, y casi inconciente, teme pisar la fotografía que es su habitación a las siete con cuarenta y tres, que esa luz no es ni de mañana ni de noche. Finalmente se echa en su cama, destendiendo las cobijas con su cuerpo cansado. Está listo para soñar.

- Continúa –

[001] - Agosto

Las calles empezaban a despertarse después de una noche como la anterior. Las luces del alumbrado público aún estaban encendidas, lo cual era común por la hora, y eso le gustaba de alguna manera a Jano, quien juega con su ipod, buscando alguna canción que haga el camino más corto. Desde su ventana, mira las veredas un tanto húmedas; las caras de las personas, caras de siete de la mañana, que empiezan el día subiéndose a alguna movilidad para llegar a trabajar, dirigiéndose a sus rutinas diarias, que tal vez no diferían tanto de la de Jano. Pero había un detalle, Jano no empezaba la mañana yendo a trabajar, él estaba regresando de trabajar, e iba a casa a dormir.

- Continúa –

Luego de unas vacaciones


I'm back so... beware!!!
Finalmente terminé esta historia, era algo que tenía pendiente y sin querer queriendo me detuve un 23 de junio cuando estuve en cusco, pero traté avanzar poco a poco. Si alguien estuvo siguiendo estos posts realmente los bendigo y les digo “que tal estómago!!” Gracias a Joice mi incondicional que siempre me llama a la oficina para decirme que no he escrito nada… Solo por ti Joice, solo por ti...

La nube negra por fin pasó, los personajes cumplieron su labor, las canciones surtieron efecto y esos besos nunca fueron necesarios. El péndulo sigue su camino trazado sin detenerse, sin siquiera percatarse del efecto causado, ahora el camino esta claro, pero... a donde va?

AGOSTO - DAYSLEEPER

[030] - Junio - FINAL

Todo había terminado, llevaba una caja con los pocos efectos personales que tenía en la oficina, eran pocas cosas ya que todo lo que importaba era virtual. Es gracioso la manera en que han cambiado las cosas, ahora todo es digital, ya no necesito un diskette porque ahora se usan los USB, ya no uso un cassette ni un disco porque todo está en mp3, ni un rollo de fotos, porque ahora están los cartuchos de memoria; en conclusión todo se vuelve ligero y pequeño, hasta tu conciencia. Pensaba en estas tonterías mientras me dirigía a la playa de estacionamiento, cuando vi a alguien que aparentemente me estaba esperando y empezó a acercarse. Miré a los lados y no había nadie más, venía hacia mí. Era Yáñez.
Sonreí mirando al cielo y dejé salir un fuerte suspiro, comprendiendo de que se trataba, dejé caer la caja y abracé el karma.

- ¿¡Fuiste tú, verdad!? gritó con los ojos muy desorbitados.

....
No continúa...

[029] - Junio


Pensé miles de opciones para voltearle el plan y tener nuevamente la opción de ser el héroe, pero, ¿que ganaba con esto? ¿Una satisfacción de la cual nadie sabría? El karma puede ser peligroso, pero cuando has inclinado la balanza para un lado tanto tiempo, es tiempo de compensarlo. Sin pensar trace un camino, y lo recorrí, sin cumplir las expectativas de nadie, simplemente actué.
Eran las seis de la tarde y había presentado mi carta de renuncia, pensé en vivir en alguna ciudad pequeña pero cosmopolita como cusco, donde pudiera perderme en un mar de curiosos. Había conseguido la tarjeta de débito de la cuenta donde la hiena depositaba el dinero que robaba y se la hice llegar al practicante con suficiente información para que saque sus propias conclusiones. Asimismo dejé un sobre con suficiente efectivo para mi querida Rose y con una nota hablándole pastruladas que se me ocurrieron fumando un tronchito en la oficina, mientras borraba todos mis archivos y mis pendejadas ambiguas.

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[028] - Junio


La historia de Makridis describía a un personaje totalmente calculador y manipulador, de una sonrisa impecable y amplia que hacía que la gente confiara en él, principalmente personas jóvenes a las que acogía como protegidos y finalmente los traicionaba dejándolos como responsables.

La idea empezó a tener sentido, y era obvio a dónde apuntaba todo este tema, traicionaría a su practicante responsabilizándolo de algún desfalco. Era sólo una teoría pero tendría que comprobarla. Para eso ingresé en el sistema interno que maneja el tema de los recursos humanos para ver si encontraba alguna anomalía, y encontré que al practicante le habían asociado una cuenta de ahorros para el depósito de sus haberes hace más de seis meses. Esto me pareció realmente extraño ya que siempre veía al practicante esperando hasta tarde las quincenas para que le dieran su pago en efectivo. Nuevamente aproveché los accesos que nuestra firma tiene con diversos bancos y clientes de sistemas, y pude revisar el estado de cuenta del practicante y sus movimientos. Tenía registrados más de 100 depósitos y transferencias que superaban los diez mil soles cada uno desde la cuenta corriente de la firma. Internamente los depósitos habían sido sustentados como pago de facturas, justamente de lo que se encargaba el practicante. Esto se estaba poniendo feo.

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[027] - Junio


Pasé esa noche investigando acerca de este escritor y de alguna pista que pudiera obtener, la verdad que terminé usando Google para conseguir algo de información ya que la hiena había pensado en todo y no me dejaba alguna ventana mal cerrada para poder husmear. Makridis era un escritor griego de la isla de Chipre, que falleció en el año 78. Sus libros tenían temas policíacos y siempre apuntaban a temas de cuello blanco (robos de bancos o desfalcos). Marek era uno de sus personajes más famosos, el cuál realizó el robo del siglo en la ciudad de Wroclaw, Polonia. El personaje según la reseña que encontré, traicionó a todos los que lo ayudaron a efectuar tal robo y escapó al otro lado del mundo con el dinero.

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[026] - Junio


El nombre de Makridis me perseguía hasta en los sueños. Claramente veía como un hombre sin rostro me golpeaba ferozmente y reía a carcajadas de la sangre que había salpicado en el suelo. Nuevamente la sensación de descontento y de fastidio inundó mis pecho, el hecho de estar frente a algo que nos amenazaba y no tener la información suficiente para hacer algo al respecto era insoportable.

Una mañana llegué temprano a la oficina y me encontré con el director de la empresa, su nombre es Carlos y es realmente una buena persona, un tanto atolondrado para las cosas pero realmente podías darte cuenta que siempre tenía buenas intenciones con las personas que trabajaban con él. Tuvimos una conversación muy casual donde me atreví a tratar de obtener información acerca de Makridis. Carlos no tenía idea quien era Makridis, pero me comentó como anécdota que su tío, la hiena mayor, tenía varios libros de un escritor con ese apellido.

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[025] - Junio


Estaba convencido que había escuchado ese nombre antes, o por lo menos haberlo leído en alguna parte. Las hienas que estaban planeando esto eran dos. El primero tenía aproximadamente cincuenta años y era tío del director. A pesar de la edad estaba constantemente actualizado en todo lo que era sistemas. Siempre lo había considerado como un peligro en potencia, pero tendía a subestimar este tipo de gente, pensaba que los tenía bien vigilados, ya que se trataba de supuestos rivales al nivel laboral. Siempre tomaba las precauciones del caso y mi pc estaba totalmente protegida para evitar cualquier ataque o intromisión. El otro era un practicante que estaba en la empresa ya alrededor de cinco meses. Tenía aproximadamente 21 años y había sido aceptado como aprendiz de la hiena mayor y hacía todo lo que le ordenaba. Constantemente los podías ver almorzando juntos y hablando en voz baja en la oficina.

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[024] - Junio


Llegue a la oficina y busqué el bendito sobre que seguía en un cajón, tratando de percatarme si alguien me estaba observando. Empecé a leer los registros, tal vez hasta tratar de interpretarlos, porque eran movimientos de cuentas de un banco que era cliente nuestro.

Los registros eran de la cuenta de un tal Marek Makridis, que aunque fuera un nombre extranjero, tenía la seguridad de haberlo escuchado con anterioridad, pero no sabía donde. Intenté averiguar si había referencias en los sistemas que tengo disponibles, pero nuevamente el hecho de ser una persona de otro país limitaba mucho la información que normalmente tenía disponible.

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[023] - Junio


¿Cómo no lo había supuesto antes? El ataque venía de dentro de mi propia oficina. Había estado siguiéndole los pasos a estos sujetos, pero todo había sido una especie de juego, es por eso que no le había dado tanta importancia al sobre, el cual se volvía una obsesión en mi mente mientras avanzaba las cuatro cuadras que separaba el restaurante de mi oficina. ¡¡Era todo tan obvio!! Se habían dado cuenta que yo estaba sobre sus pasos y aplicaron una jugada para distraerme, debo reconocer que supieron hacerla muy bien, pero habían ido muy lejos; pero esta vez era mi turno.

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[022] - Junio


Sinceramente no pensé en ese momento, sólo fue un impulso por terminar con mi situación. Una vez frente a él, levantó la mirada y me miró algo extrañado. Antes que pudiera decir algo, él se adelantó.

– ¿Si?, ¿te conozco? – dijo algo fastidiado, a lo que tartamudeé y meneé la cabeza.

– Disculpa, te confundí con alguien más – le dije y salí disparado al baño, dejándolo confundido.

Una vez recuperado de la hiperventilación, comprendí que no había sido él. El Yañez que recuerdo tendía a tener reacciones muy sarcásticas y gestos que delataban sus pensamientos cuando se enfrentaba a alguien; pero en esta ocasión me miró extrañado y ciertamente convencido que no me conocía. Fue entonces que recordé el sobre que Rosita me había conseguido, y todo empezó a tener sentido.

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[021] - Junio

A decir verdad nunca había golpeado a nadie, pero esta vez si quería hacerlo, fácilmente terminaría con la mano fracturada por la fuerza que impulsaría puño de la frustración que sentía. Tenía la sensación que en cualquier momento me lo encontraría, tal vez saliendo de alguna tienda cercana, o en el kiosko del periodico o donde te lustran los zapátos ya que su oficina estaba tan cerca.

Al día siguiente salí a almorzar con un compañero de la oficina y apenas entramos al local, vi que Yañez estaba sentado solo en una mesa. En ese momento no pude reaccionar, sólo me senté y pedí cualquier cosa. Estaba muy diferente de cuando estábamos en la universidad, la verdad estaba sorprendido de lo rápido que había perdido el cabello y ahora lucía una calva muy pronunciada. Finalmente, ví que se levantó para salir y decidí darle el alcance y pararme en frente de él.

– Continúa –

[020] - Junio


Quise darle importancia, pero mis problemas fueron más grandes en ese momento, no le presté atención al sobre y lo guardé en un cajón de mi escritorio. Apenas podía dormir y estaba convencido que Yañez era la persona que había causado todo este desastre. Con tanta paranoia encima decidí rastrearlo, fue fácil con la información que siempre tenía disponible, él estaba trabajando en una empresa de telecomunicaciones algo cerca a mi oficina. Tomé el teléfono y decidí afrontar el problema y llamarlo; sonó un par de veces pero colgué la llamada.

Uno tiende a llamar las cosas, es un principio básico llamado “atracción”. Yo había tenido en la mente enfrentar a mi enemigo, y tenía preparado todo lo que quería decirle, sentía la adrenalina del momento en que estuviéramos frente a frente y sentía también la sangre hirviendo en mi cara. No sabía como iba a terminar ese encuentro, pero en las escenas mentales que tendía a planificar siempre yo terminaba dándole un golpe, algunas él terminaba dándome un par de puñetazos.

– Continúa –

[019] - Junio


Los siguientes días estuvieron llenos de desconcierto, no podía esconder mi miedo, mi inseguridad frente a esta situación. Permanecí encerrado en mis pensamientos, ido mientras la gente me hablaba. Esos días deje el auto en casa, porque casi choqué días atrás mientras trataba de llamar a Liliana. A pesar de las explicaciones, hasta ahora no sé muy bien que le habían dicho. Ella ya estaba dañada, tal vez ya era demasiado para soportar, nadie la culparía. La primera imagen que venía a mi mente cuando buscaba responsables era Yañez. Tal vez porque no me podía imaginar a nadie con tal malicia hacia otros, o porque trataba de ponerle un rostro a esta persona. Aún tenía sentimientos encontrados acerca de lo que pasó, de cómo decidimos como dioses lo que tenía que pasar e inducirlo, tal vez me sentía culpable, o era el miedo al karma que venía a cobrarme la factura. Mi mente siguió dándome dolores de cabeza e insomnio.
Pasaron un par de días y Rosita me dejó un sobre en el basurero, era la información que había estado esperando, era lo que necesitaba para tomar mayor atención a la realidad y dejarme de huevadas.

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[018] - Junio


Liliana me colgó el teléfono y no quería hablar conmigo. Contacté al día siguiente a una amiga suya, y después de dos horas tratando de convencerla que no había sido yo, me contó que esta persona que se había hecho pasar por mi sabía muchas cosas personales nuestras, tal vez las había leído de los correos que constantemente nos enviábamos. Esto era una pesadilla, el control que tanto buscaba estaba saliéndose de mis manos. Traté de entrar a mi correo pero la contraseña había sido cambiada. Intenté recuperar mi email con las herramientas que tenía a la mano, pero fue en vano, las cuentas públicas se han vuelto un poco difícil de burlar a estas alturas. Era hora de recurrir a Java, aunque sentía una extraña sensación que esto era ligeramente familiar.

No había manera de recuperar el correo, así que lo único que quedaba según Java era destruirlo, para lo que habían determinados sitios web que te ayudaban a hacerlo. Tenías que contactar al web master y bombardeaban el correo de tal cantidad de correos publicitarios y virus que por política la proveedora del servicio te cancelaba la cuenta. Por el momento una parte del problema estaba solucionado, pero me ponía a pensar que esta persona tenía acceso a información íntima. Me sentía observado y paranoico, ¿esto era karma?, ¿Que así como acostumbraba a hakear web sites y usar su información a mi criterio, alguien lo estaba haciendo conmigo?, ¿Esto era personal o simplemente un juego para alguien?.

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[017] - Junio


La única que tuvo la suficiente “humanidad” de tratar de comprenderme, luego de despojarme de la supuesta seguridad que proyectaba con la gente, fue Liliana. Ella tiene ojos marrones claros que contrastaban con su piel canela y la suficiente paciencia e interés, casi de una madre para aguantar tanta cosa. Me miraba fijamente cuando me comportaba como un idiota, y me metía un suave lapo en la nuca diciéndome que me relajara. Esa pequeña acción me hacía mucha gracia y me ayudaba a relajarme, ya que se asemejaba a los golpes que le das a un radio o a un televisor antiguo para que funcione correctamente. Nuestra relación se empezaba a afianzar y yo estaba muy contento por eso, hasta que un día, Liliana me llamó al celular histérica, porque supuestamente yo la había tratado muy mal. No entendí mucho, ya que sólo lloraba y me decía que me odiaba, lo cual me hizo tartamudear y no poder defenderme o pedirle que me explicara bien; alguien había entrado a mi correo electrónico y le había dicho tonterías por el messenger.

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[016] - Junio


Estas personas que me rodeaban definían quien era yo, mi interacción con ellos aportaba la intensidad con la que un rasgo sobresalía en mi personalidad y mi afán por planificar las cosas a mi alrededor, ya que nunca en verdad tuve el control. Pero era diferente cuando estaba enamorado o interesado en alguien; mis manos sudaban y mi mente se aturdía. Traicionaba mi doctrina de lógica y planeamiento, y salpicaba baba en los zapatos de alguna iluminada. No era yo, no era quien quisiera que vieran, o tal vez era la realidad aunque no quisiera aceptarlo, ya que siempre fui un niño observando las cosas y reaccionando como tal, siempre lo supe y mi impulsiva necesidad por algo real tendía a malograr las cosas. Optaba a refugiarme en la masa, y esconderme en tabernas pero la verdad era que sin saberlo andaba buscando la mano extendida de una Frau Eva. Pero ese lado, no lo dejaba ver.

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[015] - Junio


Antes pensaba que los momentos de karma pasaban desapercibidos para la gente, pero yo siempre estuve muy atento. De niño pensaba que eran momentos simples y comunes y estaban en nuestra rutina, desde el hecho de no dar una limosna hasta de no ir a misa los domingos y en cierto punto comprendí de una manera muy tonta que las cosas no se cumplían tan a rajatabla. En una avenida que usualmente utilizaba como ruta para ir al colegio, llegaba a un punto en el que pasábamos por dos imágenes a los dos lados de la avenida y constantemente reflexionaba ante cuál debería persignarme primero, o hacerlo rápidamente con ambas porque el autobús no bajaba la velocidad para que cumpliera con algún supuesto mandato divino. Realmente este tipo de ideas se rompieron cuando pasábamos en el auto familiar frente a una iglesia enorme y elegante, y yo muy respetuoso, porque era lo que me habían inculcado desde niño, procedí a persignarme como ante esas imágenes, a lo que mi madre violentamente cogió mi brazo en el proceso casi gritando “¡esa no es una iglesia católica!”. Este fue uno de los momentos en que mi cerebro empezó a cuestionar y a funcionar libre de indicaciones previas, se separó la idea de lo correcto y lo supuestamente correcto, pero a diferencia de mi amigo Emil, desde el primer momento sentí que la claridad era un privilegio.

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[014] - Junio

La dinámica con mi hermano era diferente a la que tenía con Java, a veces tienes mas cosas en común con gente que escoges. Siempre me comparé con él, era el clásico chico deportista y juerguero. Yo, siendo menor siempre había vivido a su sombra, ya que era más fuerte y grande que yo, yo era el que paraba metido en casa con la computadora (antes que hubiera Internet) y el de los partidos de ajedrez con mi papá; creo que busqué otras alternativas ya que mi hermano siempre me ganaba en todo, pero cuando fui creciendo siempre me las arreglaba para convencerlo y sacar ventaja de alguna situación, tal vez como saboreando alguna victoria eventual, le hacía pensar que ganaba pero pocas veces se daba cuenta que él estaba haciendo exactamente lo que yo quería. Nuestra rutina era visitar juntos a nuestros padres, ellos vivían aún en la casa donde crecimos, pero el ambiente había cambiado totalmente desde que mamá enfermó, la actitud de nuestro padre cambió por completo cuando finalmente la enfermedad fue descartada a tiempo, fue como una llamada de atención y desde entonces recordaron vivir una vida de dos.

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[013] - Junio


Después de un acuerdo verbal con Rosita, ella me proporcionaría toda la información que pudiera recopilar, obviamente que después de un acuerdo económico básico. Felizmente en ese sentido no tenía problemas ya que tenía un muy buen contacto en la bolsa que me pasaban datos muy buenos para invertir. El hecho que conociera a Rosita fue refrescante, es decir, esa sonrisa de cierta complicidad me hacía sentir que hay más personas allá afuera que comparten que el sentido de lo correcto está sobrevalorado, que nada es absoluto, incluso que criticamos a la naturaleza de hostil y salvaje, cuando nosotros somos los que vivimos una vida enteramente artificial. Pero, finalmente todo era un juego de supervivencia y de subsistir; ella lo hacía a su manera y yo lo hacía al mío.

Para regresar a mis raíces y escaparme de todo, de vez en cuando iba a la java-cueva a jugar un partidito de ajedrez con Java. Comprábamos un par de cervezas y nos reíamos a carcajadas de muchas cosas. Java había cambiado mucho de la persona impulsiva y nómade que antes era. Ahora, tenía una hija de un año que reinaba en su realidad; la java-cueva ahora se había convertido en un almacén de juguetes y regalos que el papá y demás familiares de Java le traía a su nieta. Nuestras vidas eran muy diferentes ahora, pero compartíamos de donde veníamos y quienes somos.

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[012] - Junio


Nuestra empresa mantenía muchos de los contactos que dejó el papá de Java. La venta de la empresa fue básicamente por la cartera de clientes, ya que mantenía contratos y licitaciones vigentes escandalosamente por décadas, es por eso que mantuvieron la razón social y no podían liquidarnos tan fácilmente. El papá de java vendió la empresa antes que varios escándalos salieran. Como buen jugador había tenido mucho cuidado en no vincularse con nada ni con nadie, sólo prestaba servicios, lo cual me parecía al principio muy astuto de su parte, porque él provee a su familia de muchas cosas que él no tuvo, él vino sólo desde provincia y estudió por iniciativa propia en la UNI, siempre sentí gran admiración por él, por haberse creado solo, no por lo que hacía.

Leí atentamente el documento que obtuve de Rosita, pero la información que tenía no era lo suficiente para tener una idea clara de lo que estaban tramando. Necesitaba obtener más información.

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[011] - Junio

- Ay joven, no sabe las cosas que veo y escucho, mucha gente viene desde las cinco o seis de la mañana. La mayoría a destruir papeles como este, pero por flojos ya botan todo el fajo completo - Al parecer Rosa, así se llama nuestra amiga, podía darme luces acerca del movimiento diurno sin tener que levantarme a las tres am.
- ¡Me entero de cada cosa joven!, es por eso que no me da remordimiento llevarme cosas de aquí, porque sé de donde esta saliendo todo el billete, incluso hasta su sueldo joven – me contaba, mientras comía su pan con torreja y su café que compramos en la carretilla de la esquina. Yo pedí un completo, que tenía quinua, maca, y todo lo que encontraron disponible para echarle (estaba buenazo). – Ellos piensan que no entiendo nada de lo que están hablando, es por eso que hablan como si una no existiese, incluso en la cocinita del café, pero empiezo a relacionar las ideas y todo cuadra perfectamente, y así me espanto de las cochinadas que le hacen a la gente - me contaba entre mordidas a la tortilla que se salía del clásico pan francés.
-Joven, tiene que cuidarse, he escuchado varias veces que quieren darle vuelta, no se confíe de estos sujetos, usted se comporta diferente, además se nota que no pertenece a este círculo- a lo que respondí con una carcajada y una sonrisa de agradecimiento; entonces no estaba paranoico, entonces no era el único que pensaba eso, tal vez hoy había conseguido una aliada.

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[010] - Junio


Esperé hasta poder ingresar sin ver visto, incluso entré al mismo tiempo que la Señora de la limpieza y le pedí que me permitiera buscar unos papeles que seguramente mi practicante había tirado a la basura y que era por eso que había venido tan temprano. Inicialmente la señora no quiso “ayudarme” pero le pregunté con quien tenía que hablar para que me permitiera revisar su gran bolsa negra ¿con su supervisor?, ya que era algo muy simple. Con una sonrisa ligera y fingida, la Señora amablemente me permitió buscar en su bolsa, donde me percaté que se estaba llevando un par de implementos de la oficina. Ella mantenía la sonrisa rígida, como si pudiera hablar entre dientes, esperando alguna reacción mía. Yo sólo quería el listado que habían botado estos sujetos, pero antes encontré un par de egrapadores, cajas de clips y hasta una caja de toner nuevo, a lo que abrí de sobremanera los ojos y voltee lentamente a mirarla inclinando un poco la cabeza a la izquierda. La señora me seguía mirando rígida y sus ojos se volvían cada vez mas desorbitados. Tomé lo que había estado buscando, lo cual ella reconoció de inmediato, ya que era un registro abultado que fácilmente no iba a poder pasar por el aparato que corta en pedacitos los papeles (no se como se llama). Ella, visiblemente más relajada, me miró con cierta complicidad; le entregué su bolsa y le comenté en un tono muy amistoso, que tenía tres o cuatro muy queridos amigos en esta oficina y que debía haberlos visto, ya que se sentaban en determinados cubículos. Nuevamente voltee ligeramente a mirarla con las cejas levantadas como esperando que captara un mensaje escondido, a lo que ella asintió como entendiendo que eran territorios que no debían ser profanados.

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[009] - Junio


Estos cuatro años pasaron rápidamente, el viejo de Java también era ingeniero de sistemas y uno de los primeros hackers que el Perú podría recordar. Él le enseño todo lo que sabía a Java cuando se lo llevó a vivir fuera del país por tres años, y le traía los últimos equipos o se los pasaba una vez consideraba que eran obsoletos para su trabajo, incluso traía algunas máquinas que sirvieron para el chuponeo de determinado gobierno, todo se almacenaba en la java-cueva. Su viejo fundó una empresa de sistemas en la que actualmente trabajo. Java trabajaba conmigo al principio pero su viejo tuvo que venderla ante un escándalo político y antes de irse ambos, me dio acciones y un sueldo relativamente bueno, por eso me buscan la sinrazón para poder botarme, pero ese es un partido de ajedrez que va a tomar mucho tiempo.

Una mañana llegué a la oficina muy temprano (6 a.m.), ya que planeaba escaparme en la tarde; necesitaba avanzar detalles de los proyectos en los que trabajaba, pero al llegar me percaté que había dos autos en el estacionamiento. Antes de entrar pude ver por la ventana a dos compañeros discutiendo con unos registros impresos y fueron interrumpidos por la señora de la limpieza, echaron algunos papeles en el basurero como cerciorándose que se los estaban llevando en ese momento. Esperé afuera ya que hace tiempo sospechaba que tramaban algo.

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[008] - Junio


El juego casi había terminado, habíamos cambiado todas sus notas a veintes redondos y dejamos los registros históricos para que sea más evidente el cambio. Luego de registros académicos lo escoltaron a la administración, supongo a hablar con el director de carrera o hasta con el mismo rector, corrimos a uno de los laboratorios y le mandamos un mensaje de texto anónimo - “!Te tengo imbécil!” – con lo que oficializamos el jaque mate, fue el único momento que evidenciamos ante él la satisfacción que ambos sentimos por vencerlo, y sólo con él, el resto no tenía por qué enterarse. Luego de esto salimos a celebrar con la gente y entre ellos nuestro amigo que había pasado este curso de milagro. La diferencia del cambio de notas por nuestro amigo en necesidad fue que le metimos medio punto más en la primera práctica, así no sería evidente el cambio de décimas cuando le entregaran el examen final. Después de una semana escuchamos que la entrevista con el rector fue muy accidentada, una de las secretarias contó que el chico Yáñez entró en cólera y hasta le gritó al rector mientras le hacían preguntas sobre los cambios en sus registros académicos. La discusión causó que lo expulsaran de la universidad. No sé si le dolió más que lo hayan humillado, o si era peor que no supiera quien había sido. Aún tengo sentimientos encontrados respecto a lo que pasó, ya que un sentimiento de sin sabor recurre a mi boca cada vez que Java me lo recuerda, aunque ya hayan pasado cuatro años desde entonces.

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[007] - Junio


Al día siguiente, nuestro “amigo” entró a la universidad con una inusual sonrisa, tal vez imaginando todo el desconcierto que había causado. Java y yo estábamos sentados estratégicamente en el patio de la cafetería, ambos con lentes oscuros y una satisfactoria sonrisa en el rostro. Estabamos rodeados de nuestros amigos a modo de escudo que se burlaban de nuestra huachafada (estaba muy nublado y nadie sabía nada). A medida que se acercaba a la cafetería su sonrisa cambió a mueca, ya que todo parecía estar normal, que no había ningún problema; frunció el ceño, pidió un par de cigarrillos y se fue fumando visiblemente nervioso. Ya dentro de uno de los salones de clase, el profesor estaba entregando notas, y todos estaban contentos y riéndose, incluso mi amigo que había pasado por una feliz décima. Fue cuando el profesor llegó a un exámen que no concordaba con la nota ingresada en la intranet. – ¿Yañez?, ¿Puede acercarse? – le dijo el profesor.

– Debe haber sido un error de digitación, usted tiene quince en el final, pero en la intranet figura veinte, es más, todas sus notas están cambiadas… – a lo que Yáñez le arranchó el papel de las manos y volteó el monitor bruscamente. – ¡Tranquilo! sólo vamos a tener que pedir que repongan su nota y revisar… esto está muy extraño – le dijo el profesor, murmurando la última parte y mirándolo sospechosamente. Él volteó la mirada ante las treinta personas que estábamos en el salón, desconcertado, como buscando algún indicio de lo que estaba pasando, yo estaba de espaldas en la primera fila y Java frente a mi, ambos aún escudados por nuestros amigos, en todo momento evitando contacto visual o acercamiento, ya que ese había sido su principal error desde el inicio.

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[006] - Junio


Java estaba furioso con lo que había ocurrido, pero sólo la idea de vencerlo en su propio juego hacía que buscaramos una solución lo más rápido posible; nadie se había dado cuenta aún porque seguían en la chingana de la esquina de la universidad cheleando y los monitoreaba constantemente por mensajes de texto, aduciendo que estaba mal del estomago y había regresado a casa. Con esta base de datos histórica pudimos verificar qué registros habían sido cambiados y reponerlos, eran de más de veinte personas y por décimas nos hacía jalar los cursos más pesados. Finalmente repusimos todas las notas que encontramos modificadas, pero en el camino me dio curiosidad ver si un amigo estaba aprobado en un curso que estaba en trica (sería expulsado si jalaba este curso) y encontré que se quedaba por un par de décimas, yo sabía lo que sufría para pagar la pensión ya que lo explotaban de sobremanera en su trabajo y él ni pensaba recurrir al profesor para una ayudita porque simplemente no tenía la voluntad de ayudar a nadie. Pero, ¿por qué había llegado hasta este extremo?, en ese momento me dí cuenta que de alguna manera, Java y yo éramos karma, que podíamos decidir lo que pasaría en ese momento, que podía bien girar la balanza de un extremo al otro y cambiar el futuro. Lo pensé mucho y finalmente decidí que era justo cambiar la nota de mi amigo, solo por las décimas que le faltaban y definir lo que iba a pasar, tal como había pretendido hacerlo este tipo, sólo que yo escogía no perjudicar a alguien, sino darle una oportunidad. Una vez que todo estaba corregido, la idea de dejarlo impune no era una opción, así que decidimos jugar su juego pero hacerlo a lo grande.

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[005] - Junio


Entonces me di cuenta de lo que había pasado y llamé a Verónica, que estaba con la gente en la chingana de la esquina cheleando; le pedí que me diera su password, porque supuestamente el mío estaba bloqueado. Al entrar a su usuario, vi exactamente lo mismo, todas las notas estaban por debajo del promedio y obviamente jalaría por décimas; se me aceleró el pulso, me sentía en un juego de ajedrez o una carrera contra el tiempo, y que de alguna manera se esperaba que hiciera mi propia movida.

- Ok, hay tiempo – pensé respirando hondo. Apenas llegó Java, le mostré los registros, y entró a su propio usuario donde encontró lo mismo. Compramos un par de cajetillas de cigarrillos y nos aseguramos que la gente siguiera cheleando (le pusimos una caja de cervezas); desde la java-cueva hakeamos la red de la universidad para ver que podíamos hacer, no fue muy difícil para Java entrar, porque ya lo había hecho antes sólo para demostrar que podía hacerlo (bueno, eso dice). Finalmente ingresamos y vimos los registros modificados. Según Java el pata era un amateur, porque sin hurgar mucho pudimos encontrar un registro histórico de las notas. Si querías tener éxito no debías dejar rastros, tal vez no era su intención hacer que jalemos, sólo causar la situación y ver como todos se hacían hígado reclamando.

- continúa -

[004] - Junio


Finalmente terminamos el trabajo sin mayores eventualidades, ya que después nos enteramos que esta persona tenía fama de conflictivo, y había sido expulsado de varios grupos por “diferencias de punto de vista”. Luego de este trabajo apenas lo volvimos a ver, ya que decidimos ser más herméticos que nunca. El siguiente ciclo escuchamos que se había peleado con algunas personas más y repitió el plato siendo expulsado de otros grupos, y fue la última semana de clases, justo antes de entregar notas que pasó frente a Verónica, y la miró por sólo un instante con una media sonrisa en el rostro, lo cual era extremadamente raro, ya que nunca miraba a las otras personas, siempre andaba con la mirada clavada en el piso. Aquí había algo muy extraño, y esta persona había dado signos de ser impulsivo. Por un momento pensé que era simple paranoia, pero no podía sacarme la idea de la cabeza. Examiné todos los posibles escenarios, y sabiendo como es, no pensé que fuera nada físico, no era su estilo. Todos quisieron irse a tomar, pero quedé preocupado por el asunto y preferí quedarme un rato más, les dije que quería buscar a un profesor y que los alcanzaría luego. ¿De qué manera podría perjudicarla?… seguí pensando hasta que por aburrimiento entré a la intranet para ver si ya habían colgado las notas y para mi sorpresa todas mis notas habían sido cambiadas y estaba desaprobado en todos los cursos.

- Continúa -

[003] - Junio


El nombre de mi maestro hacker es irrelevante, pero yo le decía Java, no necesariamente por el lenguaje de programación, sino por el personaje de Star Wars o porque andaba siempre con un polo naranja y parecía una gran java de mandarinas. Siempre bromeábamos con la posibilidad de encontrarlo algún día en su “oficina” con una chica atada al escritorio vistiendo un bikini dorado y comiendo mandarinas. En fin, esos años aprendí mucho de lo que se ahora, lo cual era encontrar debilidades en los sistemas de seguridad de las páginas Web, era sumamente interesante encontrar los errores que no debía cometer para cuando me paguen por desarrollar una. Mis tardes en la Java-cueva eran muy divertidas pero el grupo con el que parábamos entre clases no tenían conocimiento de nuestras incursiones en el mundo hacker, el grupo era muy unido, hasta hermético y no permitíamos que se nos juntara muchas personas; máximo gente con la que nos juntábamos por trabajos en grupo. Una vez, nuestra amiga Verónica, trajo consigo un chico muy peculiar, el cual nos presentó y nos saludó de una manera muy apática, sólo tenía ojos para ella. Lo ingresó a nuestro grupo de un curso, el cual estábamos por jalar y este trabajo era nuestra única esperanza. El tipo sabía el nombre de todos, lo cual nos traumó más y hablaba como si quisiera dirigir el trabajo y hasta la conversación. Verónica estaba convencida que este pata nos ayudaría a sacarnos la mejor nota, para lo cual reconocimos que teníamos que aguantarlo, pero Java lo tenía atravesado porque lo corregía todo el tiempo con ciertos aires de grandeza megalómana, y aunque tuviera razón, Java no podía soportarlo.

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[002] - Junio


Regresaba apurado a la oficina, porque el tiempo se acababa, cada paso que daba, cada minuto del tiempo, era parte de un plan exacto, desde el hecho de haber salido diez minutos antes porque sabía que mi jefe se metía al baño a una determinada hora con le periódico bajo el brazo, o que mi compañero de carpeta subiría a fumar su puchito al balcón, o que otro compañero más iría a dar una vuelta para reconocer sus dominios o a gilearse a alguna nueva secretaria, practicante o analista, ya que estoy seguro que puede oler las feromonas en el aire mejor que nadie. Yo había tratado de combinar de la mejor manera la universidad con mi trabajo, aceptando proyectos que sólo con analizarlos en la mente sabía que serían viables, o que podía colgarme de algún trabajo previo como base y finalizarlo en tiempo record. Estas técnicas o mañas las había aprendido de varios amigos de la universidad, la mayoría de un compañero que conocí en los primeros ciclos, y descubrí de casualidad que era un hacker ya que yo mismo trataba de incursionar en esos campos. Este amigo se convirtió en mi maestro, quien me tomó bajo su tutela como un aprendiz de artes marciales. Todo tenía una razón de ser, y todo tenía un método, y a veces parecía un juego de egos, era el hecho de “Yo puedo” y la capacidad de este individuo crecía aún más con cada logro de ingreso a diferentes webs. Yo recién aprendía y escuchaba atento, hasta que encontramos a un primer enemigo.

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[001] - Junio


Estuve esperando impaciente a mi hermano, jugando con el encendedor de metal que siempre cargo en el bolsillo, aquel que quería dejar en casa, pero como costumbre lo tomé junto con la cajetilla medio llena, las llaves del auto y mi billetera; ya había intentado dejar de fumar varias veces, pero mis amigos y ex enamorada se burlaban de mi cada vez que quería dejarlo, tal vez por eso nunca pude. Acababa de sustentar la tesis y por fin todo había terminado, la universidad había parecido interminable, porque tuve que trabajar para pagarla y me retracé un par de años, lo único que me llevo conmigo son las amistades, personas pensantes y decisivas que influenciaron en mi, aunque sea de una manera positiva o negativa, y ahora me llevo mi título de Ingeniero de sistemas. Por fin mi espera terminó y mi hermano apareció, me debía dinero, – ¡Marcelo!- llamó alzando las manos; bajé del auto y me acerqué con un cigarrillo en la mano. – Hace frío ¿no? – me dijo frotándose las manos. – Apúrate que tengo que regresar a la oficina, me escapé un rato diciendo que tenía que hacer un trámite en la universidad.- le dije pisando el cigarrillo.

La oficina donde trabajo tiene contratos de desarrollo de software para empresas privadas hasta empresas del estado, lo cual nos da acceso a mucha información restringida y privilegiada: registros, cuentas bancarias, deudas, información médica, etc. Administrar determinadas bases de datos y tener acceso a cierta información te da una idea de poder, la cual está supuestamente protegida por muchos contratos legales, sistemas de protección y un riguroso proceso de selección: pero finalmente todos éramos expertos en sistemas y nuestro nivel se medía en el monitor, todo era fácil de burlar. Yo no era ningún santo, muchas veces modificaba algunos registros para beneficiarme en algunas cosas. Siempre he considerado que la habilidad de las personas determinan su estatus, su poder, pero eso sí, con el debido cuidado, ya que si no planificas bien las cosas, tienden a regresar para golpearte en la cara, y hasta destrozártela.

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Punto de quiebre.


Bueno, final de la primera historia (terminó medio pastrula ¿no?). La imagen de la tortuga salió de una creencia antigua que la tierra era plana y que una tortuga con cuatro elefantes en su lomo sostenían el mundo. Este blog es un experimento de creación que he han recomendado varias veces; después de tantas lunas diciendo que soy escritor, debo demostrarlo ¿no?. Y si los deportistas entrenan para un campeonato, este es un entrenamiento diario para mi. Gracias si alguien allá afuera lo ha estado siguiendo, la historia ha variado tanto y la verdad que me siento muy contento porque las cosas evolucionen, cambien y mejoren. Empezamos de nuevo con una historia no tan childish, que espero salga como tengo planeado.


[021] - Final


Todo estaba terminando, casi todos habían abandonado el lugar, sólo un elefante quedaba en pie, así como una débil respiración de la tortuga, quien finalmente abandonó su obstinación y posó su cabeza en el suelo, en ese momento cayó el último elefante de su lomo, y ambos se convirtieron en piedras. Liliana seguía dudando, quería cerrar los ojos y partir, olvidarse de todo, regresar a… ¿la realidad?, ¿era mejor que esta?, la verdad no podía recordarla bien, sólo recordaba lo borroso, lo gris, y lo vacío de su jardín, éste era su jardín ahora, y podía ver atardeceres de diferentes colores y aquí el extraterrestre le hablaba en su idioma, no como cuando la gente finge comprenderte. Entonces se acercó a él , quien aún estaba sin moverse y se sentó a su lado con los ojos cerrados. Él comprendió su determinación e hizo lo mismo. Ambos permanecerían para tomar el lugar de la tortuga. Mientras todo seguía cayendo, recordó su realidad, la cual había sido causada por un accidente, él no podía volver por voluntad propia, no como Liliana, y sabía que ella de alguna manera lo había comprendido. Sonrió al darse cuenta que no estaría solo, que ella estaría aquí con él y en ese momento todo cesó, ya que ambos habían asumido sus roles. Luego de todo, ambos se levantaron y vieron todo el lugar destruido, y se dieron cuenta que había mucho por hacer, tal como lo hizo la tortuga alguna vez.

- no continúa -

[020]


Ante esto, había horror en las caras de los niños, quienes cerraban los ojos y partían a sus propias realidades despertando. Mientras tanto, los padres de Liliana, que habían permanecido ya tres días junto a ella esperando que despertara, notaron que sus manos y ojos reaccionaban, como si estuviera teniendo un mal sueño, a lo que su madre rompió en llanto y fue silenciada por su esposo. – Vamos, Lili, despierta hijita- le susurraba al oído mientras acariciaba su cabeza.
Liliana sintió la caricia y el susurro de su papá por primera vez, ¿era hora de regresar?, ¿debía hacer lo mismo que los demás y dejar que todo se derrumbe?, decidió entonces que partiría, pero luego se percató que el extraterrestre no tenía intención de irse.

- Continúa -

[019]


Los colores corrían por el cielo como despintándose de un lienzo y los árboles marchitaban haciéndose pequeños y marrones. La tortuga sucumbía ante el tiempo y aún la muerte da cabida a un futuro ¿Era esta la muerte de un dios? Tal vez para este mundo que nadie sabe que existe, tal vez nadie sabe que la tortuga es esta tierra y los cuatro elefantes en su lomo son sus elementos básicos, que luchan por mantenerse juntos para haya una armonía. Tal vez nadie sabe que este mundo no era sólo de Liliana, que habían muchos niños alejados de la realidad al mismo tiempo, a veces momentáneamente, otras permanentemente, pero no se veían entre ellos, ya que extrañaban sus propias casas, sus propias realidades, a veces eran hormigas caminando en circulos, o eran un ave que pasaba ocasionalmente por el cielo y miraba a Liliana muy curiosa pensando que ella era una hormiga, o eran fantasmas o hasta extraterrestres. Liliana supo que la muerte de la tortuga significaba su partida, ya que sin ella no habría tierra donde pararse y cada vez esta se hacía más pequeña. Mientras miraba atenta el suspiro lento y pesado de la tortuga, llegó el extraterrestre preocupado, el cual lucía muy diferente, ya no parecía extraño, era un niño como ella, que por fin daba a conocer su rostro, y todo ser vivo que habitaba en este mundo miraba atento a la tortuga que los observaba vehementemente, y cada uno de ellos se transformó en sombras y luego en niños, y recién se reconocieron entre ellos. Fue cuando el primer elefante cayó rendido.

- Continúa -

[018]


La percepción de Liliana había cambiado mucho, se convirtió en asidua creadora de la realidad que la rodeaba, lo cual disfrutaba bastante; era un cambio radical a lo que… ¿era?, ya habían pasado tantos atardeceres siguiendo a las hormigas, dando vueltas al paraje donde vivían ¿esperando algo?, las seguía con la secreta intención que cambiaran de rumbo y la guiaran de regreso al jardín donde pasaba los atardeceres rojos, pero eso se veía tan lejano ahora, tan difuso y hasta difería tanto de la que ahora llamaba realidad, la cual era todo lo que ella hubiera deseado, pero aún así estaba inquieta. Ella se sentía diferente, su mirada estaba más enfocada, y sus manos menos intranquilas, pero aún así sentía que le faltaba algo. Fue entonces que escuchó de lejos un quejido, que hizo temblar la tierra debajo de sus pies. Corrió a donde estaba la tortuga, sabiendo que algo pasaba con el pilar del mundo, y la encontró agonizando.

- Continúa -

[017]


Había pasado varios días explorando el valle donde estaban varados, ya que el extraterrestre desaparecía a su antojo, y dejaba a Liliana junto a sus confusiones y conclusiones cuidando a la tortuga que parecía enfermar más cada día que pasaba. La niña sentía que había estado demasiado tiempo en este lugar, y sus pensamientos, se daba cuenta, eran diferentes, no de una niña pequeña, y se sentía feliz por ello, sentía que todo evolucionaba y se movía alrededor, como cuando se sentaba en el lomo de la tortuga y cerraba los ojos. Ese sentimiento llenó su corazón y lo disfrutó inhalando todo el aire que pudo, en ese momento, con un gran ruido que parecía un temblor apareció una montaña en el firmamento, lo cual llamó la atención de todos, incluso del extraterrestre que estaba escondido por ahí. Liliana sintió que tuvo algo que ver con ello y se sintió más grande aún, cuando bajó la mirada y vio sorprendida, un grupo de hormigas que desfilaban en linea, y que eran idénticas a las que habitaban el jardín de su casa.

- Continúa -

[016]


Este no era un mundo mágico de hechiceros, enanos y princesas, era un valle plano y tropical, donde no habían muchos animales ni insectos, bueno, aparte de la tortuga y los cuatro elefantes que seguían tercos balanceándose sobre el caparazón de ésta, que seguía teniendo problemas para respirar. Pensando que ese era el problema, se subió al lomo de la tortuga y los empujó para bajarlos del lomo, pero al siquiera tocarlos hubo un fuerte temblor que hizo que todo se sacudiera fuertemente, de alguna manera, el balance de los elefantes mantenía el territorio unido.

Al bajarse del lomo encontró al extraterrestre parado frente a ellos, mirando, casi juzgando, y Liliana se sintió furiosa, porque esto pudo haberse evitado, a lo que el extraterrestre se encogió de brazos y procedió a alimentar a la tortuga. – ¿No estás molesto?- le preguntó, a lo que el extraterrestre le contestó que no era la primera vez que pasaba, sólo que ella no lo recordaba.

Esta vez el extraterrestre se quedó un rato más de lo común, le dio gusto ver que acariciaba a la tortuga mientras la alimentaba y le echaba agua a los elefantes que protegían la estabilidad de las cosas en dicho plano.

Esa noche Liliana decidió quedarse callada, no comentar nada, sólo escuchar lo que tenía que decir, y el extraterrestre, sin darse cuenta, le habló de los mil viajes que había tenido, que había más que atardeceres rojos, y que las palabras pueden significar más que simples descripciones comunes. Y ella se quedó escuchándolo y se sintió azul, debajo de un atardecer del mismo color.

- Continúa -

[015]


Liliana puso su mano sobre la pata de la tortuga, que parpadeaba lentamente, empapándola con una respiración pesada y húmeda. – ¿donde estamos? Le preguntó Liliana – a lo que la tortuga respondió mirando al cielo, como señalando.

En eso sintió la presencia de alguien, el extraterrestre llegaba con plátanos inmensos para alimentar a la tortuga. Liliana tuvo miedo, pero le llamó la atención que el extraterrestre estuviera trayéndole comida, es decir si la había secuestrado no se hubiera imaginado que la tendría libre y bien alimentada. El extraterrestre pretendió que ella no estaba ahí y sólo se limitó a alimentar a la tortuga que engulló los plátanos. – ¿Donde estamos? – le preguntó sin recibir respuesta, el extraterrestre la ignoraba y pretendía irse. - ¿¡Dónde estamos?!- gritó, lo que hizo que el extraterrestre detuviera su paso. – En tu nuevo hogar- contestó, -así que cálmate, las cosas aquí son diferentes. – y retomó su camino sin voltear a mirarla.

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[014]


Nuevamente estaba en el mismo valle, frente a la tortuga, inmensa, divina (esta vez tenía los ojos cerrados). Los elefantes seguían haciendo malabares en la espalda de la tortuga, pero esta vez mirando fijamente a Liliana y cada uno tratando de señalar el cielo con una de sus patas. Liliana sentía sus manos lentas y borrosas, no entendía lo que le querían decir. De pronto la tortuga empezó a abrir los ojos, y cuando le iba a preguntar donde la tenía el extraterrestre escuchó la voz de su papá.

- ¿Liliana?, hijita por favor despierta – había pasado un día y medio desde que empezó la guerra intergaláctica, y Liliana no despertaba desde el último sol rojo.

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[013]


- ¡¡Mamá, estamos en guerra!! – gritaba Liliana mientras corría por la casa con una olla en la cabeza. Pero su mamá seguía perdida en sus propios pensamientos, y pensó que estaba sola en esta batalla intergaláctica que estaba por empezar, ya que no tenía hermanos, y eso que le había pedido recientemente a su mamá que le comprara un hermanito en la clínica cerca a la casa.

Reunió lo que pudo en el estudio de su papá: tenedores, escobas, matamoscas y hasta una lata de insecticida y se atrincheró con la ventana a medio abrir. Inspeccionó el jardín desde el segundo piso, y todo nuevamente se empezó a poner rojo. En eso, su mamá apareció en la puerta con una taza en la mano, y le dijo que la tomara. Primero la sorprendió, porque pensó que la sacaría del estudio de su papá que llegaba tarde de noche; pero ella sólo esperó a que terminara la taza de leche y se fue sin decir nada. Luego de unos momentos de ver el sol rojo, empezó a tener mucho sueño y volteó confundida, y lo único que alcanzó a ver, fue la sombra de su madre parada en la puerta del estudio, y sus manos borrosas frente a ella, nuevamente.

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[012]


Las tardes después del nido, Liliana se la pasaba alimentando a la tortuga con plátanos que compraba a escondidas con dinero que sacaba de la cartera de su mamá. Le encantaba sentarse en el colorido lomo de la tortuga, que aún con su peso avanzaba lentamente, y mejor aún cuando se quedaba quietecita y con los ojos cerrados, le gustaba sentir que todo a su alrededor avanzaba, cambiaba.

Eso terminaría pronto, ya que el instante de sol rojo duró muy poco, vió las primeras estrellas y hasta a la nave espacial de lejos, luego de despedirse de la tortuga y del extraterrestre fue a que mamá la arreglara para dormir.

Esa noche soñó que la tortuga era inmensa y avanzaba por un valle verde y apuntaba a las estrellas, en su espalda había cuatro elefantes que gentilmente hacían malabares para no caerse. La tortuga se detuvo frente a ella, empapándola en un suspiro un tanto húmedo, y le contó el secreto del cielo rojo, lo cual hizo que Liliana se enamorara aún más del atardecer.

El cielo rojo es una travesura del sol, una despedida dramática para seguir opacando a la luna, ya que no soportan estar juntos. Pero la luna, que no queda contenta con tanta cursilería, lanza un manto lleno de estrellas sobre las cabezas de los pocos soñadores que tienen tiempo para perderse en psicodelias y romanticismos. Pero el secreto verdadero, es que el cielo rojo es un lienzo cósmico que, sin reconocerlo, el sol regala a la luna para tratar de hacerla sonreír; y cuando lo logra, la luna brilla plena iluminando aún más el firmamento.

Al día siguiente se levantó para despertar a la tortuga, que era muy dormilona a su parecer, pero no la encontró en el jardín. Buscó incansablemente por cada rincón de la casa sin éxito. ¿La tortuga se había escapado a las estrellas como en su sueño? De seguro se la llevó el extraterrestre de la nave espacial. En ese instante se dio cuenta que también se había llevado muchos de sus juguetes, habían desaparecido mientras ella dormía, pero ahora todo tenía sentido, el extraterrestre había secuestrado a su tortuga, y se había llevado sus juguetes (especialmente los que hacían más ruido).

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[011]


Pasaron un par de semanas y pese a que la madre de Liliana había decidido a terminar con este “problema”, tenía demasiados sentimientos encontrados al respecto, se sentaba en la cocina viéndola por la ventana y tratando de pensar que tal vez estaba exagerando, que el problema no era tan grave, tener un niño hiperactivo no es el fin del mundo, y mientras pensaba eso escuchaba el canto de Liliana a todo pulmón, que simplemente le erizaba todo el cuerpo y claramente sentía como su pelo se partía y desprendía desde las raíces. La observó por una semana escondida en la ventana de la cocina sintiéndose la persona más sola del mundo.

Liliana había encontrado una nueva fascinación, la tortuga que habitaba en el jardín. Antes de su nueva percepción, siempre había pensado que era una gran piedra que se movía cuando nadie se daba cuenta, porque aparecía en diferentes lugares del jardín, hasta dentro de la casa y su papá la sacaba en el acto un poco molesto. Era interesante ver los dibujitos que tenía en la espalda, pero pensó que eran demasiado parcos y feos. Entonces tuvo una idea y fue corriendo a su habitación y trajo sus témperas, y en cuestión de minutos la tortuga lucía rosado, azul, naranja y amarillo en la espalda muy a su pesar, ya que la tortuga, casi sabiendo, trató de escapar en el proceso.

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[010]


Liliana estaba emocionada, porque el día anterior había visto algo extraño en el cielo rojo, no era una estrella, pudo haber sido un satélite, pero lo más seguro es que haya sido una nave espacial; y se lo había contado a todos sus nuevos amigos en el nido, incluso a la profesora a la que interrumpía por tanta euforia. Esto ya se estaba haciendo repetitivo, el comportamiento de la niña ante los ojos de otros ya se estaba volviendo molesto. Ella sólo saltaba como un conejo disfrutando todo a su alrededor e importándole muy poco lo que otros pensaran. La profesora decidió llamar a la mamá de Liliana, quien estaba afligida (si, esa es la palabra) por lo que estaba viviendo. Se le había caído más pelo y simplemente no podía seguir en ese plan. Lo había decidido, era su salud o la insurrección de su hija.

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[009]


Liliana había aprendido tantas cosas en tan poco tiempo, tal vez eran cosas a las cuales no le había prestado atención antes, como las hormigas en el jardín que se roban todo lo podían de la cocina y regresan en fila india a su huequito en el jardín. También había aprendido que la pared del jardín de la casa se pelaba y quedaba levantado, dejando ver las capas de pinturas anteriores, no sabía que antes el patio había sido rosado y también celeste (ahora es un blanco aburrido, debería ser amarillo). El patio interior de la casa era el lugar preferido de Liliana, ya que cuando llegaba del nido, se sentaba con sus libros, para verlos tendida en el jardín, también corría por la casa para traer cualquier cosa que se le ocurriera para verla con trasluz al sol (claro, si no lo rompía en el camino). Otra de las cosas que adoraba era entrar al estudio de su papa en el segundo piso; sin que nadie se diera cuenta, subirse a la silla y abrir la ventana, y ver como lentamente todo se pintaba de un tono rojizo, las copas de los árboles, los techos de las casas y hasta esos cerros que se veían lejísimos, todo orquestado como si fuera una despedida especial para ella, porque la dejaba lista para ir a dormir y hasta para soñar. Cuando el transe terminaba, dejaba todo como estaba, sino habría problemas.

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[008]

La mamá de Liliana abrió los ojos impresionada, ya que normalmente su esposo no prestaba interés en lo que ella tenía que decir. Habían tantas opciones en su cabeza, como ponerla en adopción, enviarla con una las tías brujas de su esposo mientras ellos se tomarían un viajecito por todo el mundo, o hasta invitarle un par de esas pastillitas que una de sus amigas siempre tenía la gentileza de regalarle (para que la vida sea un poquito mas llevadera). En la estela de un microsegundo consideró los escenarios y la reacción que podía causar, mientras él seguía esperando una respuesta para “solucionar el problema”. Con la mueca que tenía en el rostro miró a un lado y al otro, esperando encontrar una respuesta, a lo que finalmente respondió que no se preocupara, que ella, como buena madre amorosa, tierna, dedicada y nuevamente amorosa iba a encontrar. Su esposo la miro por el pistillo del ojo derecho inclinando la cabeza hacia la izquierda, como señal de incredulidad, pero como tenía otras cosas urgentes que hacer, reabrió su libro y despachó a su esposa con un – Ok, me mantienes informado. –

Ella salió nerviosa de la habitación, por las opciones que había elaborado, de las cuales la que pareciera tener un efecto más inmediato, era el de las pastillas. Obviamente no se lo comentó a su esposo, ya que era inconcebible (públicamente) llegar a esos extremos, pero ella estaba cansada y temblorosa, la imagen del espejo no era la que ella quería ver, y realmente era necesario, así que tomó un gran suspiro, y buscó el frasquito que estaba escondido en su cajón de calzones.

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[007]

Liliana había cambiado demasiado, ya no se le podía controlar como antes, ahora rompía cosas, no se sabía donde andaba, corría por la casa perturbando el silencio, llegaba con las rodillas raspadas y esto era demasiado trabajo para su madre, quien no acostumbraba hablarle a su esposo acerca del “problema que se había vuelto la niña”. Decidió por fin, tocar la puerta del estudio, cosa que no había hecho en años. –Tenemos que hablar- le dijo mordiéndose la larga uña de uno de sus largos dedos – ¡La niña está fuera de control, es… como si fuera… ¡un niño normal!! , no me tomes a mal, amo a mi hija, pero… se esta volviendo una malcriadita… aunque nosotros somos los que la criamos… pero no queremos… no que no queramos… sino que…- su esposo la miraba fijamente, aún no cerrando el libro que tenía en manos, esperando que esta crisis (como todas las otras) terminara por si sola, ya que ella solía hablar mirando al techo y terminar dándose una respuesta ella misma. Pero esta vez era diferente, su esposa estaba con el cabello despeinado, y podría jurar que sus manos estaban temblando y las manchas en su rostros estaban mas visibles. Ella seguía hablando mirando al techo, y caminando en círculos, filosofando acerca de la educación, alimentación y disciplina que se debe imponer, ya que lo leyó en libros y webs especializados… -¿Entonces, que sugieres?- la interrumpió, cerrando el libro, lo cual cortó de golpe el transe de la mujer…

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[006]


Una de las cosas que más llamó la atención de Liliana, con su nueva percepción de las cosas, fue el estudio de su papá. Era una habitación en el segundo piso, con muchas fotos y llena de libros. Al papá de Liliana le gustaba el silencio, y sonreír sin mostrar los dientes, era una persona extremadamente ordenada, y se le iban los ojos por mujeres menores que él. Adoraba a su hija, pero apreciaba a su esposa, a la cual descuidaba con una sonrisa social y cálida. Su idea del mundo era muy bien definida, un tanto utópica y justiciera; siempre apoyando alguna causa a mil kilómetros de su casa, reprochando y sermoneando a sus amigos. Su esposa ya quisiera tener tanta atención, es por eso que tomaba tanto café y abusaba del neuryl, porque su esposo se ocupaba de todos, menos de ella, a pesar que ella se sintiera superior a todos.

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[005]


La percepción que tenía de su madre cambió un poco luego de verla detenidamente; tenía ojeras pronunciadas y algunas arrugas y manchas que habían hecho su aparición antes del tiempo. Liliana misma se veía en el espejo, dándose cuenta que su cabello no era tan bonito como el de su muñeca, o que su rostro era muy diferente a las niñas que veía en televisión. Por eso prefería explorar la casa y finalmente tumbarse en el jardín mirando al cielo e imaginar miles de cosas en el cielo abierto

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[004]

Las cosas eran diferentes con esta nueva “manera” de ver las cosas, si bien es cierto todo era claro y con miles de detalles, incluso su vestido era mas bonito, tenía un bordado amarillo de mariposas que le gustó mucho. Era un mar de emociones nuevas que cambió su tímida personalidad, por alguien que quería ver de más de cerca las cosas. El camino a casa se hizo más interesante de lo normal. Liliana volteó a ver a su madre, y pudo ver detalles en su rostro de los que antes no se había percatado, detalles pequeños; pero mientras manejaba, la veía tensa y que sujetaba con fuerza el timón, pero cuando volteaba la miraba con tal ternura, que la hacía sonreír.

Cuando bajaron del auto, el jardín de la casa se hizo el mas hermoso e inexplorado territorio, que ella estaba dispuesta a conquistar.

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[003]

A primera hora ambas estaban listas en la puerta, esperando que abrieran la óptica donde mandaron a hacer los lentes. Finalmente cuando abrieron, la encargada les entregó un estuche transparente con unos diminutos lentes de color morado que había escogido la mamá de Liliana – ¡¡¡Son adorables!!!- chilló y con cuidado se inclinó a colocárselos a Liliana, quien esperaba impaciente sin demostrarlo. Cerró los ojos con miedo y un vacío en el estómago, sin saber lo que iba a pasar. - ¿Y?, ¡ abre los ojos Lily !- Abrió primero el izquierdo, lentamente, y de ahí el derecho ya con un poco más de confianza. - ¿ Y ? ¿ como los sientes?- Liliana estaba sorprendida por la claridad con la que veía las cosas ahora, incluso los detalles del fondo de la tienda, los espejos, incluso veía con claridad los rostros de la gente que pasaba por la puerta, y los vehículos yendo presurosos en la calle. Finalmente le sonrió a su madre, cosa que era muy rara, y asintió con la cabeza. Ella continuó asombrada con la nueva percepción que tenía, un mundo de detalles en que fijarse, empezó a dar un par de pasos y sintió que el suelo lo tenía a la altura del pecho, lo cual le hizo tambalearse y sentir un mareo muy fuerte, a lo que su mamá rápidamente la sujetó y abrazó sonriente, a lo que Liliana respondió con un “mam…” y vomitó en sus zapatos…

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[002]

- ¿La vista?... ¿puede tan niña necesitar lentes?- ( ahora viene la culpa de no haberle puesto suficientes zanahorias en la comida…)
- Es muy posible que los dolores de cabeza sean causados por alguna deficiencia en la vista, posiblemente miopía. Muchas veces estos defectos causan bajo rendimiento en los niños, así como afectar su personalidad, causando que sean tímidos, retraídos y poco sociables.
- ¿De verdad Doctor?, ¿y con ponerle lentes puede corregirse eso?, no que piense que mi hija sea una antisocial, pero siempre la he notado un poco despistada. -

La idea de mejorar la calidad de vida de su hija, le dio un poco de aliento a la madre de Liliana, a quien le evaluó el oftalmólogo y efectivamente descubrió un grado de miopía en ambos ojos de la niña. – Me avisas cuando veas clarito Liliana – mientras ella abría más los ojos, incrédula de lo diferente que se veía todo. – Los lentes estarán listos en 3 días – les dijo el doctor, y se fueron apresuradas a contarles las buenas nuevas a papá.

Los días pasaban pero no tan rápido como hubieran deseado ambas. La mamá de Liliana se lo había comentado a todo número telefónico en su agenda y Liliana se miraba al espejo, donde siempre había visto una imagen borrosa, lo cual le parecía normal. Su mamá le explicó que sus ojos necesitaban estos “lentes” que la ayudarían a ver mas claro – Sí, como los que tiene papá -. Liliana siempre entendía lo que su mamá le explicaba, además, ella se veía tan emocionada, que entendió que debía ser algo importante, por eso miraba ahora todo muy fijamente, casi entendiendo que su mundo no era algo real, o por lo menos no era lo que ella pensaba que era. - ¿ Cómo será ?-

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[001]

Se habían levantado muy temprano ese día, el mundo era igual y todo permanecía congelado como siempre, y ella se sentía segura y simple. Dejo que su madre le cambiara la ropa como todas las mañanas sin chistar y desayunó lo de todos los días nuevamente sin chistar. Hoy no fue al jardín porque los dolores de cabeza habían seguido, y su madre se sentía la mujer mas culpable del mundo por abandonarla en ese lugar, a lo mejor estaba causándole un stress a la pequeña Liliana, de esos irreparables que marcan la vida de un niño, la culpa la carcomía, y se desquitaba con un pequeño pedazo de papel. Lili miraba por la ventana del auto como siempre, con una actitud aburrida. Su madre no podía dejar de pensar en el comportamiento de la niña, que siempre había sido apático y con una tendencia a la depresión, lo cual era comentario generalizado en las reuniones familiares, esas que odiaba, ya que la familia de su esposo era muy numerosa, muy diferente a la suya, que venía de una línea muy larga de hijos únicos. Una frenada en vacío, - Debería prestar más atención al camino, Lili, ¿estás bien?- La niña felizmente no se golpeo ni se inmutó, seguía mirando por la ventana.

Después de una corta pero larga espera, el médico revisó a Liliana con sus conocimientos de rutina, y no encontró ninguna anomalía en su salud o en su cuerpo. - ¿Ha hecho que le revisen la vista señora? -


- continúa -