Entonces sintió que todo se congelaba y despertó en el momento que una ola se abalanzaba encima de ellos. Ambos se habían quedado dormidos, ella con la mano en la frente de Jano, él en posición fetal. Era ya tarde, todo era azul, y la cabañita estaba alumbrada con un televisor en bajo volumen. Ambos se miraron empapados y regresaron tiritando en el primer bus que vieron.
- Continúa –
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