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Lo oculto - (2)

Mi percepción acerca de este familiar fue cambiando conforme fui creciendo, la verdad siempre la he apreciado mucho ya que ella era muy cariñosa conmigo e incluso tenía una foto mía de bebé en su cartera que la cargaba a todos lados. Las visitas de esta tía eran un tanto restringidas a la casa, ya que cuando venía se sentía un ambiente cargado, y hasta yo ya empezaba a darme cuenta que me empezaba a doler la cabeza cuando ella estaba cerca. Ella, cuando llegaba a algún lugar miraba cuidadosamente todo aspecto de la habitación, incluso hasta cuando le hablabas podías darte cuenta que estaba concentrada como barriendo con el pensamiento las cuatro esquinas de la habitación. Mi padre se oponía a que viniera a casa y siempre discutía con mi madre ya que era un familiar suyo.

Mi hermana mayor fue la primera en dejar la casa para casarse, pocos meses después aceptó mudarse a provincia con su esposo que era profesor de una universidad privada. Mi hermana es una persona muy nerviosa y se asustaba con facilidad en casa, para lo cual cuando yo era niño creo que ayudé a incrementar porque solía esconderme en los armarios o debajo de la cama para asustarla. Pero había un detalle del cual me había percatado; cada cierto tiempo no muy seguido mi hermana se enfermaba y no quería salir de su cama, mi madre cerraba la puerta y nos decía a mi hermano menor y a mi que no la molestáramos y que la dejásemos dormir. Me pude percatar al transcurso de los años que siempre coincidía con la muerte de un familiar, Susana se encerraba en su habitación y no iba al colegio y poco después o al día siguiente llegaba una llamada para comunicarnos el fallecimiento de alguien conocido.

- Continúa –

Lo oculto

Desde que era chico las historias de fantasmas y cosas relacionadas habían sido de gran interés para mí. Uno de los recuerdos más remotos de mi infancia se sitúa con mis tios y primos reunidos frente a un televisor blanco y negro viendo una película de terror, desde entonces siempre veía debajo de mi cama o dentro del armario, sino no podía dormir. Otro de los recuerdos eran los comentarios que atrapaba mientras comía acerca de los rumores de un familiar. Había muchas bromas acerca de una tía abuela por parte de la familia de mi mamá, todos decían que era una bruja. Ella, larga y muy seria, y casi sacada de un cliché, vestía de negro y tenía el cabello un poco largo amarrado siempre en un moño. Yo siempre fui uno de sus favoritos, ya que me traía dulces y regalos y me abrazaba muy fuerte cuando llegábamos a visitarla. Su presencia era imponente y un tanto fuerte, muchas veces mi mamá y mi hermana mayor se quejaban de dolores de cabeza cuando estabamos en su presencia, más adelante me comentaron que eso era porque “las rezaba” y la verdad que no le daba importancia hasta que empecé a experimentarlos yo mismo. La idea de brujas y de la magia era lógico cuando era niño y las historias acerca de esta mujer daban rienda suelta a mi imaginación, lo cual hacía que pensara que cualquier cajón o gabinete en su casa tenía algún animal muerto.


(sigue...)