Estuvo un tanto pendiente de su vecina pero los párpados se hacían pesados. No podía mantenerlos abiertos y no recordaría exactamente en que momento se quedó dormido. Soñó que se sumergía en el mar y el silencio se apoderaba de él, ese silencio que no sabía que tanto le disgustaba. El sol se incrustaba en su garganta sin poder respirar y cuando ya no podía más despertó. Una sombra sobre él aún no enfocaba la imagen y una voz suave le dijo que no debería quedarse dormido en la playa.
- Continúa –
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