[029] - Agosto

Por un segundo no pudo respirar por la aceleración de sus latidos y miró de reojo a su compañera, la cual estaba buscando su monedero en su tremendo bolso multiusos, y no pudo soportar ese sentimiento de culpa y buscó lo que tenía en el bolsillo y lo dejó caer en la mano de la niña sin siquiera mirar. Normalmente no acostumbraba dar dinero a los mendigos que abundan en la ciudad, mucho menos a niños que son obviamente manipulados por gente mayor, pero esta vez la niña había sido muy inteligente para romper la moral de la gente indiferente; había apelado a “la culpa” y el miedo a un castigo o una recompensa divina a la que aspira una población criada en bases cristianas. La niña se bajó del bus con más de cuarenta soles, incluyendo ocho soles de Jano.

- Continúa –
 

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