En su casa no había mucho que hacer, y casi nadie con quien conversar. Su madre era una mujer de baja estatura que hablaba rápido y corría de un lado a otro. Jano a veces trataba de sentarse a verla moverse de una habitación a la otra pero era difícil seguirle el paso, sólo ponía el radio en canciones antiguas, de esas sabor a sopa que sólo se escuchan en las casas cuando todos están trabajando o en estudiando, esas que tienen impregnadas el sol de medio día y el tiempo se detiene un poco, sólo un poco.
- Continúa –
0 comentarios:
Publicar un comentario