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Había pasado varios días explorando el valle donde estaban varados, ya que el extraterrestre desaparecía a su antojo, y dejaba a Liliana junto a sus confusiones y conclusiones cuidando a la tortuga que parecía enfermar más cada día que pasaba. La niña sentía que había estado demasiado tiempo en este lugar, y sus pensamientos, se daba cuenta, eran diferentes, no de una niña pequeña, y se sentía feliz por ello, sentía que todo evolucionaba y se movía alrededor, como cuando se sentaba en el lomo de la tortuga y cerraba los ojos. Ese sentimiento llenó su corazón y lo disfrutó inhalando todo el aire que pudo, en ese momento, con un gran ruido que parecía un temblor apareció una montaña en el firmamento, lo cual llamó la atención de todos, incluso del extraterrestre que estaba escondido por ahí. Liliana sintió que tuvo algo que ver con ello y se sintió más grande aún, cuando bajó la mirada y vio sorprendida, un grupo de hormigas que desfilaban en linea, y que eran idénticas a las que habitaban el jardín de su casa.

- Continúa -

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