Liliana puso su mano sobre la pata de la tortuga, que parpadeaba lentamente, empapándola con una respiración pesada y húmeda. – ¿donde estamos? Le preguntó Liliana – a lo que la tortuga respondió mirando al cielo, como señalando.
En eso sintió la presencia de alguien, el extraterrestre llegaba con plátanos inmensos para alimentar a la tortuga. Liliana tuvo miedo, pero le llamó la atención que el extraterrestre estuviera trayéndole comida, es decir si la había secuestrado no se hubiera imaginado que la tendría libre y bien alimentada. El extraterrestre pretendió que ella no estaba ahí y sólo se limitó a alimentar a la tortuga que engulló los plátanos. – ¿Donde estamos? – le preguntó sin recibir respuesta, el extraterrestre la ignoraba y pretendía irse. - ¿¡Dónde estamos?!- gritó, lo que hizo que el extraterrestre detuviera su paso. – En tu nuevo hogar- contestó, -así que cálmate, las cosas aquí son diferentes. – y retomó su camino sin voltear a mirarla.
- Continúa -
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