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Ante esto, había horror en las caras de los niños, quienes cerraban los ojos y partían a sus propias realidades despertando. Mientras tanto, los padres de Liliana, que habían permanecido ya tres días junto a ella esperando que despertara, notaron que sus manos y ojos reaccionaban, como si estuviera teniendo un mal sueño, a lo que su madre rompió en llanto y fue silenciada por su esposo. – Vamos, Lili, despierta hijita- le susurraba al oído mientras acariciaba su cabeza.
Liliana sintió la caricia y el susurro de su papá por primera vez, ¿era hora de regresar?, ¿debía hacer lo mismo que los demás y dejar que todo se derrumbe?, decidió entonces que partiría, pero luego se percató que el extraterrestre no tenía intención de irse.

- Continúa -

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