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Los colores corrían por el cielo como despintándose de un lienzo y los árboles marchitaban haciéndose pequeños y marrones. La tortuga sucumbía ante el tiempo y aún la muerte da cabida a un futuro ¿Era esta la muerte de un dios? Tal vez para este mundo que nadie sabe que existe, tal vez nadie sabe que la tortuga es esta tierra y los cuatro elefantes en su lomo son sus elementos básicos, que luchan por mantenerse juntos para haya una armonía. Tal vez nadie sabe que este mundo no era sólo de Liliana, que habían muchos niños alejados de la realidad al mismo tiempo, a veces momentáneamente, otras permanentemente, pero no se veían entre ellos, ya que extrañaban sus propias casas, sus propias realidades, a veces eran hormigas caminando en circulos, o eran un ave que pasaba ocasionalmente por el cielo y miraba a Liliana muy curiosa pensando que ella era una hormiga, o eran fantasmas o hasta extraterrestres. Liliana supo que la muerte de la tortuga significaba su partida, ya que sin ella no habría tierra donde pararse y cada vez esta se hacía más pequeña. Mientras miraba atenta el suspiro lento y pesado de la tortuga, llegó el extraterrestre preocupado, el cual lucía muy diferente, ya no parecía extraño, era un niño como ella, que por fin daba a conocer su rostro, y todo ser vivo que habitaba en este mundo miraba atento a la tortuga que los observaba vehementemente, y cada uno de ellos se transformó en sombras y luego en niños, y recién se reconocieron entre ellos. Fue cuando el primer elefante cayó rendido.

- Continúa -

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