[021] - Junio

A decir verdad nunca había golpeado a nadie, pero esta vez si quería hacerlo, fácilmente terminaría con la mano fracturada por la fuerza que impulsaría puño de la frustración que sentía. Tenía la sensación que en cualquier momento me lo encontraría, tal vez saliendo de alguna tienda cercana, o en el kiosko del periodico o donde te lustran los zapátos ya que su oficina estaba tan cerca.

Al día siguiente salí a almorzar con un compañero de la oficina y apenas entramos al local, vi que Yañez estaba sentado solo en una mesa. En ese momento no pude reaccionar, sólo me senté y pedí cualquier cosa. Estaba muy diferente de cuando estábamos en la universidad, la verdad estaba sorprendido de lo rápido que había perdido el cabello y ahora lucía una calva muy pronunciada. Finalmente, ví que se levantó para salir y decidí darle el alcance y pararme en frente de él.

– Continúa –

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