[030] - Junio - FINAL

Todo había terminado, llevaba una caja con los pocos efectos personales que tenía en la oficina, eran pocas cosas ya que todo lo que importaba era virtual. Es gracioso la manera en que han cambiado las cosas, ahora todo es digital, ya no necesito un diskette porque ahora se usan los USB, ya no uso un cassette ni un disco porque todo está en mp3, ni un rollo de fotos, porque ahora están los cartuchos de memoria; en conclusión todo se vuelve ligero y pequeño, hasta tu conciencia. Pensaba en estas tonterías mientras me dirigía a la playa de estacionamiento, cuando vi a alguien que aparentemente me estaba esperando y empezó a acercarse. Miré a los lados y no había nadie más, venía hacia mí. Era Yáñez.
Sonreí mirando al cielo y dejé salir un fuerte suspiro, comprendiendo de que se trataba, dejé caer la caja y abracé el karma.

- ¿¡Fuiste tú, verdad!? gritó con los ojos muy desorbitados.

....
No continúa...

[029] - Junio


Pensé miles de opciones para voltearle el plan y tener nuevamente la opción de ser el héroe, pero, ¿que ganaba con esto? ¿Una satisfacción de la cual nadie sabría? El karma puede ser peligroso, pero cuando has inclinado la balanza para un lado tanto tiempo, es tiempo de compensarlo. Sin pensar trace un camino, y lo recorrí, sin cumplir las expectativas de nadie, simplemente actué.
Eran las seis de la tarde y había presentado mi carta de renuncia, pensé en vivir en alguna ciudad pequeña pero cosmopolita como cusco, donde pudiera perderme en un mar de curiosos. Había conseguido la tarjeta de débito de la cuenta donde la hiena depositaba el dinero que robaba y se la hice llegar al practicante con suficiente información para que saque sus propias conclusiones. Asimismo dejé un sobre con suficiente efectivo para mi querida Rose y con una nota hablándole pastruladas que se me ocurrieron fumando un tronchito en la oficina, mientras borraba todos mis archivos y mis pendejadas ambiguas.

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[028] - Junio


La historia de Makridis describía a un personaje totalmente calculador y manipulador, de una sonrisa impecable y amplia que hacía que la gente confiara en él, principalmente personas jóvenes a las que acogía como protegidos y finalmente los traicionaba dejándolos como responsables.

La idea empezó a tener sentido, y era obvio a dónde apuntaba todo este tema, traicionaría a su practicante responsabilizándolo de algún desfalco. Era sólo una teoría pero tendría que comprobarla. Para eso ingresé en el sistema interno que maneja el tema de los recursos humanos para ver si encontraba alguna anomalía, y encontré que al practicante le habían asociado una cuenta de ahorros para el depósito de sus haberes hace más de seis meses. Esto me pareció realmente extraño ya que siempre veía al practicante esperando hasta tarde las quincenas para que le dieran su pago en efectivo. Nuevamente aproveché los accesos que nuestra firma tiene con diversos bancos y clientes de sistemas, y pude revisar el estado de cuenta del practicante y sus movimientos. Tenía registrados más de 100 depósitos y transferencias que superaban los diez mil soles cada uno desde la cuenta corriente de la firma. Internamente los depósitos habían sido sustentados como pago de facturas, justamente de lo que se encargaba el practicante. Esto se estaba poniendo feo.

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[027] - Junio


Pasé esa noche investigando acerca de este escritor y de alguna pista que pudiera obtener, la verdad que terminé usando Google para conseguir algo de información ya que la hiena había pensado en todo y no me dejaba alguna ventana mal cerrada para poder husmear. Makridis era un escritor griego de la isla de Chipre, que falleció en el año 78. Sus libros tenían temas policíacos y siempre apuntaban a temas de cuello blanco (robos de bancos o desfalcos). Marek era uno de sus personajes más famosos, el cuál realizó el robo del siglo en la ciudad de Wroclaw, Polonia. El personaje según la reseña que encontré, traicionó a todos los que lo ayudaron a efectuar tal robo y escapó al otro lado del mundo con el dinero.

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[026] - Junio


El nombre de Makridis me perseguía hasta en los sueños. Claramente veía como un hombre sin rostro me golpeaba ferozmente y reía a carcajadas de la sangre que había salpicado en el suelo. Nuevamente la sensación de descontento y de fastidio inundó mis pecho, el hecho de estar frente a algo que nos amenazaba y no tener la información suficiente para hacer algo al respecto era insoportable.

Una mañana llegué temprano a la oficina y me encontré con el director de la empresa, su nombre es Carlos y es realmente una buena persona, un tanto atolondrado para las cosas pero realmente podías darte cuenta que siempre tenía buenas intenciones con las personas que trabajaban con él. Tuvimos una conversación muy casual donde me atreví a tratar de obtener información acerca de Makridis. Carlos no tenía idea quien era Makridis, pero me comentó como anécdota que su tío, la hiena mayor, tenía varios libros de un escritor con ese apellido.

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[025] - Junio


Estaba convencido que había escuchado ese nombre antes, o por lo menos haberlo leído en alguna parte. Las hienas que estaban planeando esto eran dos. El primero tenía aproximadamente cincuenta años y era tío del director. A pesar de la edad estaba constantemente actualizado en todo lo que era sistemas. Siempre lo había considerado como un peligro en potencia, pero tendía a subestimar este tipo de gente, pensaba que los tenía bien vigilados, ya que se trataba de supuestos rivales al nivel laboral. Siempre tomaba las precauciones del caso y mi pc estaba totalmente protegida para evitar cualquier ataque o intromisión. El otro era un practicante que estaba en la empresa ya alrededor de cinco meses. Tenía aproximadamente 21 años y había sido aceptado como aprendiz de la hiena mayor y hacía todo lo que le ordenaba. Constantemente los podías ver almorzando juntos y hablando en voz baja en la oficina.

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[024] - Junio


Llegue a la oficina y busqué el bendito sobre que seguía en un cajón, tratando de percatarme si alguien me estaba observando. Empecé a leer los registros, tal vez hasta tratar de interpretarlos, porque eran movimientos de cuentas de un banco que era cliente nuestro.

Los registros eran de la cuenta de un tal Marek Makridis, que aunque fuera un nombre extranjero, tenía la seguridad de haberlo escuchado con anterioridad, pero no sabía donde. Intenté averiguar si había referencias en los sistemas que tengo disponibles, pero nuevamente el hecho de ser una persona de otro país limitaba mucho la información que normalmente tenía disponible.

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[023] - Junio


¿Cómo no lo había supuesto antes? El ataque venía de dentro de mi propia oficina. Había estado siguiéndole los pasos a estos sujetos, pero todo había sido una especie de juego, es por eso que no le había dado tanta importancia al sobre, el cual se volvía una obsesión en mi mente mientras avanzaba las cuatro cuadras que separaba el restaurante de mi oficina. ¡¡Era todo tan obvio!! Se habían dado cuenta que yo estaba sobre sus pasos y aplicaron una jugada para distraerme, debo reconocer que supieron hacerla muy bien, pero habían ido muy lejos; pero esta vez era mi turno.

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[022] - Junio


Sinceramente no pensé en ese momento, sólo fue un impulso por terminar con mi situación. Una vez frente a él, levantó la mirada y me miró algo extrañado. Antes que pudiera decir algo, él se adelantó.

– ¿Si?, ¿te conozco? – dijo algo fastidiado, a lo que tartamudeé y meneé la cabeza.

– Disculpa, te confundí con alguien más – le dije y salí disparado al baño, dejándolo confundido.

Una vez recuperado de la hiperventilación, comprendí que no había sido él. El Yañez que recuerdo tendía a tener reacciones muy sarcásticas y gestos que delataban sus pensamientos cuando se enfrentaba a alguien; pero en esta ocasión me miró extrañado y ciertamente convencido que no me conocía. Fue entonces que recordé el sobre que Rosita me había conseguido, y todo empezó a tener sentido.

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[021] - Junio

A decir verdad nunca había golpeado a nadie, pero esta vez si quería hacerlo, fácilmente terminaría con la mano fracturada por la fuerza que impulsaría puño de la frustración que sentía. Tenía la sensación que en cualquier momento me lo encontraría, tal vez saliendo de alguna tienda cercana, o en el kiosko del periodico o donde te lustran los zapátos ya que su oficina estaba tan cerca.

Al día siguiente salí a almorzar con un compañero de la oficina y apenas entramos al local, vi que Yañez estaba sentado solo en una mesa. En ese momento no pude reaccionar, sólo me senté y pedí cualquier cosa. Estaba muy diferente de cuando estábamos en la universidad, la verdad estaba sorprendido de lo rápido que había perdido el cabello y ahora lucía una calva muy pronunciada. Finalmente, ví que se levantó para salir y decidí darle el alcance y pararme en frente de él.

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[020] - Junio


Quise darle importancia, pero mis problemas fueron más grandes en ese momento, no le presté atención al sobre y lo guardé en un cajón de mi escritorio. Apenas podía dormir y estaba convencido que Yañez era la persona que había causado todo este desastre. Con tanta paranoia encima decidí rastrearlo, fue fácil con la información que siempre tenía disponible, él estaba trabajando en una empresa de telecomunicaciones algo cerca a mi oficina. Tomé el teléfono y decidí afrontar el problema y llamarlo; sonó un par de veces pero colgué la llamada.

Uno tiende a llamar las cosas, es un principio básico llamado “atracción”. Yo había tenido en la mente enfrentar a mi enemigo, y tenía preparado todo lo que quería decirle, sentía la adrenalina del momento en que estuviéramos frente a frente y sentía también la sangre hirviendo en mi cara. No sabía como iba a terminar ese encuentro, pero en las escenas mentales que tendía a planificar siempre yo terminaba dándole un golpe, algunas él terminaba dándome un par de puñetazos.

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[019] - Junio


Los siguientes días estuvieron llenos de desconcierto, no podía esconder mi miedo, mi inseguridad frente a esta situación. Permanecí encerrado en mis pensamientos, ido mientras la gente me hablaba. Esos días deje el auto en casa, porque casi choqué días atrás mientras trataba de llamar a Liliana. A pesar de las explicaciones, hasta ahora no sé muy bien que le habían dicho. Ella ya estaba dañada, tal vez ya era demasiado para soportar, nadie la culparía. La primera imagen que venía a mi mente cuando buscaba responsables era Yañez. Tal vez porque no me podía imaginar a nadie con tal malicia hacia otros, o porque trataba de ponerle un rostro a esta persona. Aún tenía sentimientos encontrados acerca de lo que pasó, de cómo decidimos como dioses lo que tenía que pasar e inducirlo, tal vez me sentía culpable, o era el miedo al karma que venía a cobrarme la factura. Mi mente siguió dándome dolores de cabeza e insomnio.
Pasaron un par de días y Rosita me dejó un sobre en el basurero, era la información que había estado esperando, era lo que necesitaba para tomar mayor atención a la realidad y dejarme de huevadas.

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[018] - Junio


Liliana me colgó el teléfono y no quería hablar conmigo. Contacté al día siguiente a una amiga suya, y después de dos horas tratando de convencerla que no había sido yo, me contó que esta persona que se había hecho pasar por mi sabía muchas cosas personales nuestras, tal vez las había leído de los correos que constantemente nos enviábamos. Esto era una pesadilla, el control que tanto buscaba estaba saliéndose de mis manos. Traté de entrar a mi correo pero la contraseña había sido cambiada. Intenté recuperar mi email con las herramientas que tenía a la mano, pero fue en vano, las cuentas públicas se han vuelto un poco difícil de burlar a estas alturas. Era hora de recurrir a Java, aunque sentía una extraña sensación que esto era ligeramente familiar.

No había manera de recuperar el correo, así que lo único que quedaba según Java era destruirlo, para lo que habían determinados sitios web que te ayudaban a hacerlo. Tenías que contactar al web master y bombardeaban el correo de tal cantidad de correos publicitarios y virus que por política la proveedora del servicio te cancelaba la cuenta. Por el momento una parte del problema estaba solucionado, pero me ponía a pensar que esta persona tenía acceso a información íntima. Me sentía observado y paranoico, ¿esto era karma?, ¿Que así como acostumbraba a hakear web sites y usar su información a mi criterio, alguien lo estaba haciendo conmigo?, ¿Esto era personal o simplemente un juego para alguien?.

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[017] - Junio


La única que tuvo la suficiente “humanidad” de tratar de comprenderme, luego de despojarme de la supuesta seguridad que proyectaba con la gente, fue Liliana. Ella tiene ojos marrones claros que contrastaban con su piel canela y la suficiente paciencia e interés, casi de una madre para aguantar tanta cosa. Me miraba fijamente cuando me comportaba como un idiota, y me metía un suave lapo en la nuca diciéndome que me relajara. Esa pequeña acción me hacía mucha gracia y me ayudaba a relajarme, ya que se asemejaba a los golpes que le das a un radio o a un televisor antiguo para que funcione correctamente. Nuestra relación se empezaba a afianzar y yo estaba muy contento por eso, hasta que un día, Liliana me llamó al celular histérica, porque supuestamente yo la había tratado muy mal. No entendí mucho, ya que sólo lloraba y me decía que me odiaba, lo cual me hizo tartamudear y no poder defenderme o pedirle que me explicara bien; alguien había entrado a mi correo electrónico y le había dicho tonterías por el messenger.

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[016] - Junio


Estas personas que me rodeaban definían quien era yo, mi interacción con ellos aportaba la intensidad con la que un rasgo sobresalía en mi personalidad y mi afán por planificar las cosas a mi alrededor, ya que nunca en verdad tuve el control. Pero era diferente cuando estaba enamorado o interesado en alguien; mis manos sudaban y mi mente se aturdía. Traicionaba mi doctrina de lógica y planeamiento, y salpicaba baba en los zapatos de alguna iluminada. No era yo, no era quien quisiera que vieran, o tal vez era la realidad aunque no quisiera aceptarlo, ya que siempre fui un niño observando las cosas y reaccionando como tal, siempre lo supe y mi impulsiva necesidad por algo real tendía a malograr las cosas. Optaba a refugiarme en la masa, y esconderme en tabernas pero la verdad era que sin saberlo andaba buscando la mano extendida de una Frau Eva. Pero ese lado, no lo dejaba ver.

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[015] - Junio


Antes pensaba que los momentos de karma pasaban desapercibidos para la gente, pero yo siempre estuve muy atento. De niño pensaba que eran momentos simples y comunes y estaban en nuestra rutina, desde el hecho de no dar una limosna hasta de no ir a misa los domingos y en cierto punto comprendí de una manera muy tonta que las cosas no se cumplían tan a rajatabla. En una avenida que usualmente utilizaba como ruta para ir al colegio, llegaba a un punto en el que pasábamos por dos imágenes a los dos lados de la avenida y constantemente reflexionaba ante cuál debería persignarme primero, o hacerlo rápidamente con ambas porque el autobús no bajaba la velocidad para que cumpliera con algún supuesto mandato divino. Realmente este tipo de ideas se rompieron cuando pasábamos en el auto familiar frente a una iglesia enorme y elegante, y yo muy respetuoso, porque era lo que me habían inculcado desde niño, procedí a persignarme como ante esas imágenes, a lo que mi madre violentamente cogió mi brazo en el proceso casi gritando “¡esa no es una iglesia católica!”. Este fue uno de los momentos en que mi cerebro empezó a cuestionar y a funcionar libre de indicaciones previas, se separó la idea de lo correcto y lo supuestamente correcto, pero a diferencia de mi amigo Emil, desde el primer momento sentí que la claridad era un privilegio.

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[014] - Junio

La dinámica con mi hermano era diferente a la que tenía con Java, a veces tienes mas cosas en común con gente que escoges. Siempre me comparé con él, era el clásico chico deportista y juerguero. Yo, siendo menor siempre había vivido a su sombra, ya que era más fuerte y grande que yo, yo era el que paraba metido en casa con la computadora (antes que hubiera Internet) y el de los partidos de ajedrez con mi papá; creo que busqué otras alternativas ya que mi hermano siempre me ganaba en todo, pero cuando fui creciendo siempre me las arreglaba para convencerlo y sacar ventaja de alguna situación, tal vez como saboreando alguna victoria eventual, le hacía pensar que ganaba pero pocas veces se daba cuenta que él estaba haciendo exactamente lo que yo quería. Nuestra rutina era visitar juntos a nuestros padres, ellos vivían aún en la casa donde crecimos, pero el ambiente había cambiado totalmente desde que mamá enfermó, la actitud de nuestro padre cambió por completo cuando finalmente la enfermedad fue descartada a tiempo, fue como una llamada de atención y desde entonces recordaron vivir una vida de dos.

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[013] - Junio


Después de un acuerdo verbal con Rosita, ella me proporcionaría toda la información que pudiera recopilar, obviamente que después de un acuerdo económico básico. Felizmente en ese sentido no tenía problemas ya que tenía un muy buen contacto en la bolsa que me pasaban datos muy buenos para invertir. El hecho que conociera a Rosita fue refrescante, es decir, esa sonrisa de cierta complicidad me hacía sentir que hay más personas allá afuera que comparten que el sentido de lo correcto está sobrevalorado, que nada es absoluto, incluso que criticamos a la naturaleza de hostil y salvaje, cuando nosotros somos los que vivimos una vida enteramente artificial. Pero, finalmente todo era un juego de supervivencia y de subsistir; ella lo hacía a su manera y yo lo hacía al mío.

Para regresar a mis raíces y escaparme de todo, de vez en cuando iba a la java-cueva a jugar un partidito de ajedrez con Java. Comprábamos un par de cervezas y nos reíamos a carcajadas de muchas cosas. Java había cambiado mucho de la persona impulsiva y nómade que antes era. Ahora, tenía una hija de un año que reinaba en su realidad; la java-cueva ahora se había convertido en un almacén de juguetes y regalos que el papá y demás familiares de Java le traía a su nieta. Nuestras vidas eran muy diferentes ahora, pero compartíamos de donde veníamos y quienes somos.

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[012] - Junio


Nuestra empresa mantenía muchos de los contactos que dejó el papá de Java. La venta de la empresa fue básicamente por la cartera de clientes, ya que mantenía contratos y licitaciones vigentes escandalosamente por décadas, es por eso que mantuvieron la razón social y no podían liquidarnos tan fácilmente. El papá de java vendió la empresa antes que varios escándalos salieran. Como buen jugador había tenido mucho cuidado en no vincularse con nada ni con nadie, sólo prestaba servicios, lo cual me parecía al principio muy astuto de su parte, porque él provee a su familia de muchas cosas que él no tuvo, él vino sólo desde provincia y estudió por iniciativa propia en la UNI, siempre sentí gran admiración por él, por haberse creado solo, no por lo que hacía.

Leí atentamente el documento que obtuve de Rosita, pero la información que tenía no era lo suficiente para tener una idea clara de lo que estaban tramando. Necesitaba obtener más información.

– Continúa –

[011] - Junio

- Ay joven, no sabe las cosas que veo y escucho, mucha gente viene desde las cinco o seis de la mañana. La mayoría a destruir papeles como este, pero por flojos ya botan todo el fajo completo - Al parecer Rosa, así se llama nuestra amiga, podía darme luces acerca del movimiento diurno sin tener que levantarme a las tres am.
- ¡Me entero de cada cosa joven!, es por eso que no me da remordimiento llevarme cosas de aquí, porque sé de donde esta saliendo todo el billete, incluso hasta su sueldo joven – me contaba, mientras comía su pan con torreja y su café que compramos en la carretilla de la esquina. Yo pedí un completo, que tenía quinua, maca, y todo lo que encontraron disponible para echarle (estaba buenazo). – Ellos piensan que no entiendo nada de lo que están hablando, es por eso que hablan como si una no existiese, incluso en la cocinita del café, pero empiezo a relacionar las ideas y todo cuadra perfectamente, y así me espanto de las cochinadas que le hacen a la gente - me contaba entre mordidas a la tortilla que se salía del clásico pan francés.
-Joven, tiene que cuidarse, he escuchado varias veces que quieren darle vuelta, no se confíe de estos sujetos, usted se comporta diferente, además se nota que no pertenece a este círculo- a lo que respondí con una carcajada y una sonrisa de agradecimiento; entonces no estaba paranoico, entonces no era el único que pensaba eso, tal vez hoy había conseguido una aliada.

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[010] - Junio


Esperé hasta poder ingresar sin ver visto, incluso entré al mismo tiempo que la Señora de la limpieza y le pedí que me permitiera buscar unos papeles que seguramente mi practicante había tirado a la basura y que era por eso que había venido tan temprano. Inicialmente la señora no quiso “ayudarme” pero le pregunté con quien tenía que hablar para que me permitiera revisar su gran bolsa negra ¿con su supervisor?, ya que era algo muy simple. Con una sonrisa ligera y fingida, la Señora amablemente me permitió buscar en su bolsa, donde me percaté que se estaba llevando un par de implementos de la oficina. Ella mantenía la sonrisa rígida, como si pudiera hablar entre dientes, esperando alguna reacción mía. Yo sólo quería el listado que habían botado estos sujetos, pero antes encontré un par de egrapadores, cajas de clips y hasta una caja de toner nuevo, a lo que abrí de sobremanera los ojos y voltee lentamente a mirarla inclinando un poco la cabeza a la izquierda. La señora me seguía mirando rígida y sus ojos se volvían cada vez mas desorbitados. Tomé lo que había estado buscando, lo cual ella reconoció de inmediato, ya que era un registro abultado que fácilmente no iba a poder pasar por el aparato que corta en pedacitos los papeles (no se como se llama). Ella, visiblemente más relajada, me miró con cierta complicidad; le entregué su bolsa y le comenté en un tono muy amistoso, que tenía tres o cuatro muy queridos amigos en esta oficina y que debía haberlos visto, ya que se sentaban en determinados cubículos. Nuevamente voltee ligeramente a mirarla con las cejas levantadas como esperando que captara un mensaje escondido, a lo que ella asintió como entendiendo que eran territorios que no debían ser profanados.

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[009] - Junio


Estos cuatro años pasaron rápidamente, el viejo de Java también era ingeniero de sistemas y uno de los primeros hackers que el Perú podría recordar. Él le enseño todo lo que sabía a Java cuando se lo llevó a vivir fuera del país por tres años, y le traía los últimos equipos o se los pasaba una vez consideraba que eran obsoletos para su trabajo, incluso traía algunas máquinas que sirvieron para el chuponeo de determinado gobierno, todo se almacenaba en la java-cueva. Su viejo fundó una empresa de sistemas en la que actualmente trabajo. Java trabajaba conmigo al principio pero su viejo tuvo que venderla ante un escándalo político y antes de irse ambos, me dio acciones y un sueldo relativamente bueno, por eso me buscan la sinrazón para poder botarme, pero ese es un partido de ajedrez que va a tomar mucho tiempo.

Una mañana llegué a la oficina muy temprano (6 a.m.), ya que planeaba escaparme en la tarde; necesitaba avanzar detalles de los proyectos en los que trabajaba, pero al llegar me percaté que había dos autos en el estacionamiento. Antes de entrar pude ver por la ventana a dos compañeros discutiendo con unos registros impresos y fueron interrumpidos por la señora de la limpieza, echaron algunos papeles en el basurero como cerciorándose que se los estaban llevando en ese momento. Esperé afuera ya que hace tiempo sospechaba que tramaban algo.

– Continúa –

[008] - Junio


El juego casi había terminado, habíamos cambiado todas sus notas a veintes redondos y dejamos los registros históricos para que sea más evidente el cambio. Luego de registros académicos lo escoltaron a la administración, supongo a hablar con el director de carrera o hasta con el mismo rector, corrimos a uno de los laboratorios y le mandamos un mensaje de texto anónimo - “!Te tengo imbécil!” – con lo que oficializamos el jaque mate, fue el único momento que evidenciamos ante él la satisfacción que ambos sentimos por vencerlo, y sólo con él, el resto no tenía por qué enterarse. Luego de esto salimos a celebrar con la gente y entre ellos nuestro amigo que había pasado este curso de milagro. La diferencia del cambio de notas por nuestro amigo en necesidad fue que le metimos medio punto más en la primera práctica, así no sería evidente el cambio de décimas cuando le entregaran el examen final. Después de una semana escuchamos que la entrevista con el rector fue muy accidentada, una de las secretarias contó que el chico Yáñez entró en cólera y hasta le gritó al rector mientras le hacían preguntas sobre los cambios en sus registros académicos. La discusión causó que lo expulsaran de la universidad. No sé si le dolió más que lo hayan humillado, o si era peor que no supiera quien había sido. Aún tengo sentimientos encontrados respecto a lo que pasó, ya que un sentimiento de sin sabor recurre a mi boca cada vez que Java me lo recuerda, aunque ya hayan pasado cuatro años desde entonces.

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[007] - Junio


Al día siguiente, nuestro “amigo” entró a la universidad con una inusual sonrisa, tal vez imaginando todo el desconcierto que había causado. Java y yo estábamos sentados estratégicamente en el patio de la cafetería, ambos con lentes oscuros y una satisfactoria sonrisa en el rostro. Estabamos rodeados de nuestros amigos a modo de escudo que se burlaban de nuestra huachafada (estaba muy nublado y nadie sabía nada). A medida que se acercaba a la cafetería su sonrisa cambió a mueca, ya que todo parecía estar normal, que no había ningún problema; frunció el ceño, pidió un par de cigarrillos y se fue fumando visiblemente nervioso. Ya dentro de uno de los salones de clase, el profesor estaba entregando notas, y todos estaban contentos y riéndose, incluso mi amigo que había pasado por una feliz décima. Fue cuando el profesor llegó a un exámen que no concordaba con la nota ingresada en la intranet. – ¿Yañez?, ¿Puede acercarse? – le dijo el profesor.

– Debe haber sido un error de digitación, usted tiene quince en el final, pero en la intranet figura veinte, es más, todas sus notas están cambiadas… – a lo que Yáñez le arranchó el papel de las manos y volteó el monitor bruscamente. – ¡Tranquilo! sólo vamos a tener que pedir que repongan su nota y revisar… esto está muy extraño – le dijo el profesor, murmurando la última parte y mirándolo sospechosamente. Él volteó la mirada ante las treinta personas que estábamos en el salón, desconcertado, como buscando algún indicio de lo que estaba pasando, yo estaba de espaldas en la primera fila y Java frente a mi, ambos aún escudados por nuestros amigos, en todo momento evitando contacto visual o acercamiento, ya que ese había sido su principal error desde el inicio.

– Continúa –

[006] - Junio


Java estaba furioso con lo que había ocurrido, pero sólo la idea de vencerlo en su propio juego hacía que buscaramos una solución lo más rápido posible; nadie se había dado cuenta aún porque seguían en la chingana de la esquina de la universidad cheleando y los monitoreaba constantemente por mensajes de texto, aduciendo que estaba mal del estomago y había regresado a casa. Con esta base de datos histórica pudimos verificar qué registros habían sido cambiados y reponerlos, eran de más de veinte personas y por décimas nos hacía jalar los cursos más pesados. Finalmente repusimos todas las notas que encontramos modificadas, pero en el camino me dio curiosidad ver si un amigo estaba aprobado en un curso que estaba en trica (sería expulsado si jalaba este curso) y encontré que se quedaba por un par de décimas, yo sabía lo que sufría para pagar la pensión ya que lo explotaban de sobremanera en su trabajo y él ni pensaba recurrir al profesor para una ayudita porque simplemente no tenía la voluntad de ayudar a nadie. Pero, ¿por qué había llegado hasta este extremo?, en ese momento me dí cuenta que de alguna manera, Java y yo éramos karma, que podíamos decidir lo que pasaría en ese momento, que podía bien girar la balanza de un extremo al otro y cambiar el futuro. Lo pensé mucho y finalmente decidí que era justo cambiar la nota de mi amigo, solo por las décimas que le faltaban y definir lo que iba a pasar, tal como había pretendido hacerlo este tipo, sólo que yo escogía no perjudicar a alguien, sino darle una oportunidad. Una vez que todo estaba corregido, la idea de dejarlo impune no era una opción, así que decidimos jugar su juego pero hacerlo a lo grande.

- Continúa -

[005] - Junio


Entonces me di cuenta de lo que había pasado y llamé a Verónica, que estaba con la gente en la chingana de la esquina cheleando; le pedí que me diera su password, porque supuestamente el mío estaba bloqueado. Al entrar a su usuario, vi exactamente lo mismo, todas las notas estaban por debajo del promedio y obviamente jalaría por décimas; se me aceleró el pulso, me sentía en un juego de ajedrez o una carrera contra el tiempo, y que de alguna manera se esperaba que hiciera mi propia movida.

- Ok, hay tiempo – pensé respirando hondo. Apenas llegó Java, le mostré los registros, y entró a su propio usuario donde encontró lo mismo. Compramos un par de cajetillas de cigarrillos y nos aseguramos que la gente siguiera cheleando (le pusimos una caja de cervezas); desde la java-cueva hakeamos la red de la universidad para ver que podíamos hacer, no fue muy difícil para Java entrar, porque ya lo había hecho antes sólo para demostrar que podía hacerlo (bueno, eso dice). Finalmente ingresamos y vimos los registros modificados. Según Java el pata era un amateur, porque sin hurgar mucho pudimos encontrar un registro histórico de las notas. Si querías tener éxito no debías dejar rastros, tal vez no era su intención hacer que jalemos, sólo causar la situación y ver como todos se hacían hígado reclamando.

- continúa -

[004] - Junio


Finalmente terminamos el trabajo sin mayores eventualidades, ya que después nos enteramos que esta persona tenía fama de conflictivo, y había sido expulsado de varios grupos por “diferencias de punto de vista”. Luego de este trabajo apenas lo volvimos a ver, ya que decidimos ser más herméticos que nunca. El siguiente ciclo escuchamos que se había peleado con algunas personas más y repitió el plato siendo expulsado de otros grupos, y fue la última semana de clases, justo antes de entregar notas que pasó frente a Verónica, y la miró por sólo un instante con una media sonrisa en el rostro, lo cual era extremadamente raro, ya que nunca miraba a las otras personas, siempre andaba con la mirada clavada en el piso. Aquí había algo muy extraño, y esta persona había dado signos de ser impulsivo. Por un momento pensé que era simple paranoia, pero no podía sacarme la idea de la cabeza. Examiné todos los posibles escenarios, y sabiendo como es, no pensé que fuera nada físico, no era su estilo. Todos quisieron irse a tomar, pero quedé preocupado por el asunto y preferí quedarme un rato más, les dije que quería buscar a un profesor y que los alcanzaría luego. ¿De qué manera podría perjudicarla?… seguí pensando hasta que por aburrimiento entré a la intranet para ver si ya habían colgado las notas y para mi sorpresa todas mis notas habían sido cambiadas y estaba desaprobado en todos los cursos.

- Continúa -

[003] - Junio


El nombre de mi maestro hacker es irrelevante, pero yo le decía Java, no necesariamente por el lenguaje de programación, sino por el personaje de Star Wars o porque andaba siempre con un polo naranja y parecía una gran java de mandarinas. Siempre bromeábamos con la posibilidad de encontrarlo algún día en su “oficina” con una chica atada al escritorio vistiendo un bikini dorado y comiendo mandarinas. En fin, esos años aprendí mucho de lo que se ahora, lo cual era encontrar debilidades en los sistemas de seguridad de las páginas Web, era sumamente interesante encontrar los errores que no debía cometer para cuando me paguen por desarrollar una. Mis tardes en la Java-cueva eran muy divertidas pero el grupo con el que parábamos entre clases no tenían conocimiento de nuestras incursiones en el mundo hacker, el grupo era muy unido, hasta hermético y no permitíamos que se nos juntara muchas personas; máximo gente con la que nos juntábamos por trabajos en grupo. Una vez, nuestra amiga Verónica, trajo consigo un chico muy peculiar, el cual nos presentó y nos saludó de una manera muy apática, sólo tenía ojos para ella. Lo ingresó a nuestro grupo de un curso, el cual estábamos por jalar y este trabajo era nuestra única esperanza. El tipo sabía el nombre de todos, lo cual nos traumó más y hablaba como si quisiera dirigir el trabajo y hasta la conversación. Verónica estaba convencida que este pata nos ayudaría a sacarnos la mejor nota, para lo cual reconocimos que teníamos que aguantarlo, pero Java lo tenía atravesado porque lo corregía todo el tiempo con ciertos aires de grandeza megalómana, y aunque tuviera razón, Java no podía soportarlo.

- Continúa -

[002] - Junio


Regresaba apurado a la oficina, porque el tiempo se acababa, cada paso que daba, cada minuto del tiempo, era parte de un plan exacto, desde el hecho de haber salido diez minutos antes porque sabía que mi jefe se metía al baño a una determinada hora con le periódico bajo el brazo, o que mi compañero de carpeta subiría a fumar su puchito al balcón, o que otro compañero más iría a dar una vuelta para reconocer sus dominios o a gilearse a alguna nueva secretaria, practicante o analista, ya que estoy seguro que puede oler las feromonas en el aire mejor que nadie. Yo había tratado de combinar de la mejor manera la universidad con mi trabajo, aceptando proyectos que sólo con analizarlos en la mente sabía que serían viables, o que podía colgarme de algún trabajo previo como base y finalizarlo en tiempo record. Estas técnicas o mañas las había aprendido de varios amigos de la universidad, la mayoría de un compañero que conocí en los primeros ciclos, y descubrí de casualidad que era un hacker ya que yo mismo trataba de incursionar en esos campos. Este amigo se convirtió en mi maestro, quien me tomó bajo su tutela como un aprendiz de artes marciales. Todo tenía una razón de ser, y todo tenía un método, y a veces parecía un juego de egos, era el hecho de “Yo puedo” y la capacidad de este individuo crecía aún más con cada logro de ingreso a diferentes webs. Yo recién aprendía y escuchaba atento, hasta que encontramos a un primer enemigo.

- Continúa -

[001] - Junio


Estuve esperando impaciente a mi hermano, jugando con el encendedor de metal que siempre cargo en el bolsillo, aquel que quería dejar en casa, pero como costumbre lo tomé junto con la cajetilla medio llena, las llaves del auto y mi billetera; ya había intentado dejar de fumar varias veces, pero mis amigos y ex enamorada se burlaban de mi cada vez que quería dejarlo, tal vez por eso nunca pude. Acababa de sustentar la tesis y por fin todo había terminado, la universidad había parecido interminable, porque tuve que trabajar para pagarla y me retracé un par de años, lo único que me llevo conmigo son las amistades, personas pensantes y decisivas que influenciaron en mi, aunque sea de una manera positiva o negativa, y ahora me llevo mi título de Ingeniero de sistemas. Por fin mi espera terminó y mi hermano apareció, me debía dinero, – ¡Marcelo!- llamó alzando las manos; bajé del auto y me acerqué con un cigarrillo en la mano. – Hace frío ¿no? – me dijo frotándose las manos. – Apúrate que tengo que regresar a la oficina, me escapé un rato diciendo que tenía que hacer un trámite en la universidad.- le dije pisando el cigarrillo.

La oficina donde trabajo tiene contratos de desarrollo de software para empresas privadas hasta empresas del estado, lo cual nos da acceso a mucha información restringida y privilegiada: registros, cuentas bancarias, deudas, información médica, etc. Administrar determinadas bases de datos y tener acceso a cierta información te da una idea de poder, la cual está supuestamente protegida por muchos contratos legales, sistemas de protección y un riguroso proceso de selección: pero finalmente todos éramos expertos en sistemas y nuestro nivel se medía en el monitor, todo era fácil de burlar. Yo no era ningún santo, muchas veces modificaba algunos registros para beneficiarme en algunas cosas. Siempre he considerado que la habilidad de las personas determinan su estatus, su poder, pero eso sí, con el debido cuidado, ya que si no planificas bien las cosas, tienden a regresar para golpearte en la cara, y hasta destrozártela.

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Punto de quiebre.


Bueno, final de la primera historia (terminó medio pastrula ¿no?). La imagen de la tortuga salió de una creencia antigua que la tierra era plana y que una tortuga con cuatro elefantes en su lomo sostenían el mundo. Este blog es un experimento de creación que he han recomendado varias veces; después de tantas lunas diciendo que soy escritor, debo demostrarlo ¿no?. Y si los deportistas entrenan para un campeonato, este es un entrenamiento diario para mi. Gracias si alguien allá afuera lo ha estado siguiendo, la historia ha variado tanto y la verdad que me siento muy contento porque las cosas evolucionen, cambien y mejoren. Empezamos de nuevo con una historia no tan childish, que espero salga como tengo planeado.